Entre las nubes: Cloud House de Arquídromo

“Como aquella nube blanca que va tan sola en el cielo y tan alta, como aquella que ahora pasa junto a la luna de plata”, recitaba León Felipe. También mirando al cielo se erige Cloud House de la firma Arquídromo, el singular proyecto en Monterrey que surgió de un desafío geográfico y contextual: el terreno donde se ubica es un rectángulo quebrado en un ángulo de 45  grados sobre un derecho de paso municipal en desuso, así que, en el anteproyecto, la respuesta fue voltear al cielo e inspirarse en la forma y el paisaje que ofrecen esos hidrometeoros a los que de niños buscábamos forma.

 

 

Cloud House es, en palabras de sus creadores, “dinámica, tridimensional y escultórica”. Está compuesta por un conjunto de monolitos blancos que se apilan de forma irregular como las gotas de agua que componen una nube. Cada módulo equivale a un espacio de convivencia o privado, por lo que, juntos, añaden doble altura a la estancia principal: el centro de la nube repleto de ventanales por donde se observan las montañas y, por supuesto, el cielo.

 

 

Tres recámaras unidas mediante una escalera de concreto, la columna del proyecto creada por Arquídromo como una pieza escultórica más que como un elemento obligado, cuyo grueso y negro pasamanos hace par con el acceso, un basamento de concretos oscuros y ásperos en contraposición con la suavidad de los muros aplanados de yeso blanco en los interiores. Afuera, plantas trepadoras comienzan a reptar libremente por los muros. Adentro, el mobiliario de madera juega con las lámparas blancas texturizadas para rememorar a la nube de donde surgió esta residencia de 240 metros cuadrados. “El orden desordenado de la composición es resultado de la relación libre entre sus partes, como las partículas de agua en una nube”, explica la firma sobre sus soluciones de diseño.

 

 

 

No sabemos si Beto Frías y Andrés M. Campuzano, Arquídromo, conozcan los versos que León Felipe dedicó a las nubes, pero sí que la adversidad los hace aún más creativos: en lugar de esconder los muros  que organizan a un espacio irregular, como se resuelve comúnmente, decidieron crear poesía en bloques, concreto, blanco, negro y madera, como un poema hidrometeorológico sobre la libertad creativa de la arquitectura contemporánea.

 

 

Texto: Dolores Garnica

Fotos: Daniel Barocio, cortesía de Arquídromo

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