Elementales: orígenes
La consigna en el trabajo de spAce es intervenir los espacios con responsabilidad. Su proceso creativo se desarrolla a partir de metodologías que buscan desde una perspectiva multidisciplinaria diseños que generen felicidad en las personas. Para la firma de arquitectura spAce, fundada y dirigida por Juan Carlos Baumgartner, la caja es un reto creativo que debe asumirse para cambiar la forma interna de los espacios y reinventar el escenario donde las personas se relacionan. Pensar afuera de la caja implica cambiar su forma desde adentro.
Sobre SpaAce
Eduardo Padilla: Aunque suene raro, hablemos de cajas.
Juan Carlos Baumgartner: Creo que la arquitectura se ha visto por décadas como un contenedor de actividades, de personas y de objetos. Esta visión, si bien no es errónea, es limitada. En spAce proponemos observar el espacio como una extensión cognitiva, como un componente sumamente íntimo en nuestro proceso de pensamiento, de la forma en que nos entendemos. Estamos convencidos de que somos espacio.
Eduardo Padilla: Si el espacio se concibe como una extensión física del pensamiento, ¿cuál es el nuevo rol del arquitecto? Y, ¿cómo se resuelve la separación del espacio individual del colectivo, o la distancia entre lo privado y lo público?
Juan Carlos Baumgartner: Justo lo que nos toca es preguntarnos cuál es nuestro rol en la sociedad. No creo que exista una sola respuesta o la respuesta correcta. Para mí la arquitectura se tendría que tomar como una intervención cognitivo-biológica en el ser humano; más importante que cuál es el nuevo rol, tenemos que cuestionarnos nuestra responsabilidad con la sociedad. Sobre la segunda parte de la pregunta, siempre he pensado que el ser humano tiene que lidiar con dos realidades, una interna y otra externa, dos mundos paralelos, si lo quieres ver así, y creo que la arquitectura puede ser una herramienta que nos ayude a conciliarlos.
Entrevistado: Juan Carlos Baumgartner
Entrevista: Eduardo Padilla
Retrato: cortesía de spAce
Fotos: Paul Czitrom, Rafael Gamo, Pim Schalkwijk, Germán y Gerardo Guerrero