Entrevista: Paloma de la Rosa
Fotos: Rafel Reyes y Serene Saldívar
Los arquitectos Fernanda Galván y Daniel Araujo, fundadores de Araujo Galván Arquitectos, definen la identidad de su firma desde una profunda sensibilidad emocional. “No creemos en fórmulas repetitivas; buscamos generar espacios que respondan al contexto, al usuario y al arte”, explican. “Nuestra arquitectura es una extensión de quienes la habitan, con una fuerte influencia de las artes visuales, la memoria afectiva y el respeto por el entorno”.

Un ejemplo de esta filosofía es Villa El Tigre – Bienaventurado, una residencia familiar ubicada junto a un campo de golf en la Riviera Nayarit. Concebida como una galería viviente, la casa entrelaza escultura, pintura, interiorismo y paisaje en una reinterpretación contemporánea de la arquitectura regional.
El proceso creativo comenzó desde el paisaje y la geometría ortogonal de la planta arquitectónica que, junto con la topografía, permitió jugar con distintos niveles para enfatizar la relación visual entre los espacios interiores y el campo de golf. Las dobles alturas en espacios clave, como la estancia y el recibidor, actúan como el corazón del proyecto, generando una atmósfera luminosa y monumental sin perder la calidez de lo residencial. El paisajismo, concebido como una extensión de la arquitectura, refuerza esta integración al proponer transiciones suaves entre el interior y el exterior.

La paleta de materiales, compuesta por concreto pulido, muros de mampostería, madera de parota y nogal, y aluminio en ventanería, aporta textura y calidez, pero también durabilidad frente al entorno costero, permitiendo un diálogo armónico con la vegetación y el clima del lugar.
La distribución se resolvió a partir de un eje horizontal que conecta las áreas comunes, mientras que las zonas privadas se aíslan estratégicamente mediante desniveles, muros vegetales y juegos volumétricos. El resultado es una transición natural entre lo abierto y lo íntimo, sin romper la continuidad espacial.

La luz, en Villa El Tigre, es un material más, tan importante como el concreto o la madera. Ventanales y dobles alturas no sólo maximizan las visuales hacia el campo de golf, sino que también generan un juego de sombras que armoniza con la materialidad. Así, el manejo de la luz natural se vuelve un gesto fundamental en el proyecto, al orquestar atmósferas cambiantes a lo largo del día.
Por otro lado, la residencia articula un balance preciso entre lo privado y lo abierto. Mientras la planta baja se concibe como espacio social y galería íntima, la planta alta ofrece resguardo y contemplación. Aquí, el diseño logra un delicado equilibrio: invita a convivir en la amplitud de los espacios comunes y, al mismo tiempo, resguarda la intimidad en atmósferas de recogimiento.

Araujo Galván Arquitectos imprime en esta obra su sello distintivo: la búsqueda de un equilibrio sutil entre lo monumental y lo íntimo. Un proyecto que confirma la filosofía de la firma: diseñar espacios que evoquen memoria, emoción y pertenencia a través de la integración total entre arte, arquitectura y naturaleza.
Este enfoque sensible y meticuloso ha sido reconocido con premios como el International Property Awards 2023-2024 y el Premio RINO CDMX 2023. Para los arquitectos, estos reconocimientos representan una validación de su enfoque y una motivación: “más que un objetivo, los reconocimientos han sido una consecuencia del trabajo honesto y profundo que realizamos en cada proyecto”.

Actualmente, desarrollan un proyecto vacacional de alto diseño en la costa del Pacífico, mientras colaboran en iniciativas de impacto social, como el nuevo Centro Parroquial en Guadalajara, donde buscan crear espacios dignos, funcionales y sensibles para la comunidad.
Lee más información en la edición 71 de México DESIGN.



