La obra de Verónica González Zavala es el resultado de llegar al corazón de sus clientes: los que habitarán el espacio que ella y su equipo están a punto de intervenir. “Lo primero que les preguntamos es cómo les gusta vivir”, asegura. Es así como la arquitecta se conecta con el otro para conocerlo desde su arista más íntima; al predominar los proyectos residenciales en la firma VGZ Arquitectura y Diseño, es natural que se enfoque en lo que el usuario quiere percibir dentro de su espacio.
González Zavala se planta casi en la piel de quien la busca para construir o transformar el que será su hogar. “Nunca pensamos en nuestras obras como una decoración, una escenografía”, señala, porque la creadora concibe el trabajo que realiza como una arquitectura muy sensorial tanto de un lado (como responsable de proyectar la obra) como del otro (del futuro habitante del espacio creado).
“Desde que iniciamos el proyecto estoy pensando, más que en cómo se va a ver, en cómo se va a sentir. Para mí es muy importante sentir la arquitectura”, revela. “Nos gusta hacer arquitectura honesta y esto también se refleja en los sentidos: tratamos de trabajar con todos y hablamos del calor que sientes en la piel, del verde que ves a través de las ventanas, del sonido del viento entre los árboles, del aroma del jazmín que colocamos en el jardín de la entrada para que huela delicioso. Nos fijamos mucho en cómo se van a sentir los espacios, por lo que no se podría considerar un solo sentido en particular”.
Con cada proyecto, esta arquitecta mexicana egresada de la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México se emociona y se siente invadida por una curiosidad enorme al ver dónde va a trabajar, por conocer el lugar que intervendrá y al cliente. “Cada proyecto es el más importante. No existen obras chicas, proyectos chicos, lo que sea que estamos haciendo lo hacemos a fondo”. Y es que, si bien penetra en el corazón de sus clientes para lograr que el lugar evoque un sinnúmero de sensaciones, sobre todo de acogida, también lo hace en el espacio en sí: “Nos fijamos mucho en que las cosas estén alineadas, en buscar la armonía entre los materiales, las dimensiones. Con estos detalles nos obsesionamos: no los ves pero los sientes. Buscamos la arquitectura que se siente”.
A la par de su ejercicio de arquitecta, González Zavala también interviene el espacio como interiorista, en el mismo sentido de la obra que proyecta: de adentro hacia afuera. “Cuando hacemos proyectos desde cero pensamos primero en el esquema y, ya que tenemos el volumen resuelto, trabajamos: dejamos un poco de lado el volumen. Los cambios suceden en torno a lo que pasa en el espacio. Cuando hacemos un proyecto de interiorismo, una vez que está lista la parte del esquema entramos a planear cómo se va a vivir de adentro hacia afuera”.
Fundadora en 2003 del despacho VGZ Arquitectura y Diseño, Verónica González Zavala cree fielmente que cada evento arquitectónico resguarda su respuesta: “No hay una fórmula, lo que te funciona en una obra para la otra es una catástrofe, cada proyecto tiene su espíritu propio e individual”.
Esta entrevista forma parte de nuestro anuario Insignias 2018, de venta en Sanborns.
Entrevista: Mariana Islas
Fotos: Rafael Gamo
Retratos: Teddy Schinagl