En el clima cálido y subhúmedo de Colima, se encuentra Casa Makay. Delicadamente diseñada a fin de conceder relevancia a la sensación de intimidad para quienes la habitan; a través de la distribución de sus espacios cuidadosamente planificada, para invitar la mirada a adentrarse en el corazón del hogar.
La casa está compuesta por dos volúmenes que se unen a través de un puente de madera, generando una doble altura en el centro de la construcción que a su vez abre de forma aparentemente intuitiva el espacio que origina el patio central: núcleo vital de la vivienda, adornado por un árbol de arrayán, que acompaña el recorrido de las escaleras como un gesto que remite al respiro y a la pausa no solamente en un sentido visual y tangible de la construcción, pero también un oasis de paz para quienes la recorren y la viven día tras día.
El patio y la terraza, con vegetación que se adapta y hace propio el espacio conforme pasa el tiempo, en consonancia con la gravilla, se integran armónicamente a la paleta uniforme del proyecto. Los espacios abiertos y conectados de la casa permiten que la luz y la ventilación fluyan libremente, y se mezclen armoniosamente para crear espacios naturales y tranquilos.
Los materiales elegidos para la casa son una sinfonía de texturas y tonalidades monocromáticas, que resaltan la simplicidad y la elegancia del diseño. El concreto amarfilado, logrado a partir de cemento blanco, arena y grava gris, se utiliza en muros y pisos, creando una sensación de continuidad y uniformidad. La piedra laja San Andrés, con su irregularidad, textura y espectro de colores, contrasta con la geometría del concreto y aporta calidez al proyecto. La madera de parota, elegida para las carpinterías crea una yuxtaposición ante los materiales pétreos y da un toque cálido y acogedor a la casa. Por último, las ventanas de aluminio gris, con detalles en negro, agregan un toque de elegancia y sobriedad al diseño.
Casa Makay es una obra que juega con el espacio y la luz, cuya belleza emerge desde el exterior hacia el interior. Su escala y orientación se entrelazan en un juego volumétrico que seduce y atrae a todo aquel que la transita. A través de una variedad en alturas, y un juego de losas y vigas, su arquitectura se integra bajo un mismo lenguaje que se transmite al interior de la residencia, creando una sensación de armonía y equilibrio.
Cada rincón de esta casa es una invitación a descubrir la sensación de una nueva textura, a sentir la suavidad de la madera y la rugosidad de las piedras, a apreciar el arte de los contrastes que se conjugan en cada espacio y en su estructura. Y es que esta casa es una creación que seduce todos los sentidos, que te envuelve en su atmósfera cálida y acogedora, experimentar uno a uno todos sus rincones y a dejarte sorprender por el juego de sombras que se va transformando y acompañandote con el paso del tiempo.