Un encuentro significativo
En el pintoresco barrio de Vesterbro, en Copenhague, se encuentra este escondrijo. El pequeño edificio del siglo XVIII, además de ser un pequeño y acogedor café, hace de hotel en su primer piso. Desde la calle lo distingue una ventana que ya es familiar para la gente del vecindario: personas que acostumbran pasar por su café mañanero. La parte superior, construida en 1920, fue el hogar de un zapatero y su familia. Allí descansa ahora el hotel, una extravagancia fundada sobre vidas sencillas e historias cotidianas.
Leif Thingtved, un escenógrafo danés, fue quien sin intención de innovar dio origen a esta peculiar combinación de mobiliario y elementos decorativos viejos y artesanales. La habitación no es un simple lugar de paso al que uno llega a dormir, sino que invita a quedarse con ánimo hogareño. Quizá es esta actitud anti-turística la que podría llevarnos a participar en las dinámicas de un lugar de manera más auténtica.
Una arquitectura que propicia encuentros significativos con el exterior a partir de la disposición de sus muros y huecos, nos habla de la sensibilidad y las prioridades de quien la diseñó. Quizá una de las formas más sencillas y bellas de apreciar estas decisiones es prestar atención a sus ventanas y espacios abiertos, y mirar por ellos. Esta aproximación a la vida circundante, basada en la visibilidad, revela una relación recíproca: al mismo tiempo que una construcción participa de las dinámicas culturales del lugar en el que está anclada, incorpora al exterior a través de sus orificios.
Lee el artículo completo “Dejar que la ciudad se asome” en la edición 42 de México DESIGN.
Texto: Debra Figueroa
Diseño: Jacob Kampp y Leif Thingtved
Fotos: Central Hotel & Café