El arte urbano siempre se ha visto con ciertas reservas. Desde los innumerables grafitis anónimos que pueblan las ciudades —no importa qué tan grandes sean— hasta artistas cuyo formato no es otro que los muros y que a través de ellos han ganado reconocimiento no exento de polémica. Pintar las paredes conlleva la trasgresión de la privatización del arte y la rigidez de sus instituciones. Si a eso se le agrega que lo plasmado por sí mismo busca calar hondo en el espectador mostrándole iconos que podría reconocer fácilmente, eso siempre se hace notar.
Con estas ideas en mente Efedefroy, artista urbano que en la cotidianidad se hace llamar Froy Padilla Aragón, toma las coloridas calles de Oaxaca como el lienzo de su más reciente trabajo: Dorothy Gale ataviada con un huipil oaxaqueño y cargando una bolsa de mandado con la imagen de la Virgen de Guadalupe o María Félix usurpando a la Monalisa, son algunas de las casi 20 composiciones que Efedefroy dejó en las paredes que forman parte del Patrimonio Cultural de la Humanidad.
A pesar de la polémica generada al tratarse de mezclas de ídolos nacionales de la época de oro del cine mexicano con artistas hollywoodenses y hasta memes, Efedefroy no actuó en el marco de la ilegalidad: restaurantes, tiendas de ropa o negocios a quienes Froy solicitó permiso previo, “adoptaron” una pieza de su trabajo. A pesar de esto, tres de sus obras fueron clausuradas por el gobierno de Oaxaca, como es el caso de Breakfast at Oaxaca, en la que Frida Kahlo sostiene un vaso térmico de café y va vestida como Audrey Hepburn en la afamada película basada en la obra de Truman Capote, sin dejar de lado las clásicas flores que adornan su cabeza.
De cualquier manera, a Efedefroy no le preocupa esta situación. Como comenta a medios, la técnica empleada para sus estampas es el wheat paste, con la que las impresiones en papel bond se adhieren a las paredes con engrudo. Por esta razón no es difícil removerlas: “Si hay alguien que no le gusta, que la quiere quitar, con una tallada con agua se viene abajo”.
En una extensa entrevista, Efedefroy expone las motivaciones de su arte, que parten de la diversión y de cómo los mexicanos siempre tendemos a “tropicalizar” los productos que consumimos. El fin último de su trabajo, al encontrarse en la calle, que es el centro de todo, donde las personas se encuentran y la sociedad va mutando: “Las piezas que hago tratan de encontrar ese germen entre las culturas mexicana y pop norteamericana, con elementos mexicanos inspeccionados, una obra más digerible, llena de ironía y risas. Puede estar en alguna exposición, pero su verdadera naturaleza está en las calles”.
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Texto: Yaheli Hernández
Fotos: cortesía de Efedefroy