Oriundo, firma de arquitectura e interiorismo mexicana, estuvo a cargo del proyecto de Casa Reforma. Descubre aquí como lograron el perfecto balance entre arquitectura y diseño interior en esta residencia ubicada en la emblemática avenida Reforma de Mérida, Yucatán.
Memoria descriptiva del proyecto
La avenida Reforma atraviesa un legendario barrio que data de principios de siglo XX. En esta histórica vialidad de la ciudad de Mérida se asentaron las propiedades de antiguos liberales, soñadores de la época de la post-revolución.
La arquitectura de esta casa es una sutil mezcla de lo colonial con el neoclásico yucateco, donde convergen diferentes estilos del territorio peninsular. Se conservaron los elementos auténticos de la propiedad, exponiéndolos y potencializándolos; uno de ellos es la carpintería. Posteriormente, se incluyeron puertas y ventanas nuevas con reminiscencias al estilo original, para aportar coherencia y uniformidad. Estos detalles, en conjunto con las molduras de la fachada, la herrería de los ventanales y la exuberancia del jardín, se combinan de manera inesperadamente ecléctica, lo que resulta un agasajo de estilos.
Los pisos se instalaron en despieces con figuras geométricas y monocromáticas para resaltar la personalidad de la arquitectura romántica y nostálgica. Adentro se camina por atmósferas distintas pero complementarias: conforme vamos haciendo el recorrido de la casa, surgen armoniosamente las transiciones entre los espacios.
En los interiores, el recibidor es el único distribuidor de la propiedad. A primera vista evoca una villa colonial del Caribe, nos sumerge completamente en el ambiente del trópico. Además, el pasillo central nos da la oportunidad de escabullir la mirada entre habitaciones.
En la selección cromática se aplicaron tonos poco saturados, acompañados de colores neutros que balancean y hacen lucir la arquitectura. La inspiración surgió del paisaje clásico y cálido del mismo territorio.
Los altos muros, de 4.20 metros, ayudan a crear puntos de fuga y generan una sensación vasta de amplitud. En las habitaciones, los techos debían reflejar y aprovechar toda la luz posible del exterior, por eso se escogió el color blanco a fin de magnificar el espectro. Las paredes fueron detalladas con una cenefa clara que funge como sustituto visual de las típicas molduras coloniales.
En la habitación principal se aprecia un juego de perspectivas y escalas. La cabecera de la cama se hizo coincidir con un nicho que emerge de la pared e incluso tiene un color distinto. El diseño diagonal del piso, que conserva los tonos monocromáticos, responde a una ruptura con lo convencional. Los márgenes de los claros están considerados para admirar hasta el último acecho de amplitud, pues se contempla el horizonte urbano desde la cama.
El baño principal se convierte en la oportunidad perfecta para convivir, despejarse y entretenerse en pareja; para ello se instaló una isla central donde se encuentran los lavamanos cara con cara. Los tragaluces permiten el paso de los rayos del sol, que bañan la habitación de forma indirecta. Los servicios sanitarios fueron divididos para conservar pulcritud y convertirlo en un clóset vestidor que pudiera ser utilizado sin interrupciones.
El mobiliario se eligió sin pretensiones, dando preferencia a lo casual y lo práctico. La curaduría de piezas refleja un sentido íntimo así como la historia personal del usuario, conformada por objetos que fueron adquiridos a lo largo de la estancia.
En medio de dos terrazas simétricas de tejaban de madera y metal, recubiertas con la clásica teja Marsella, encontramos la alberca. Este oasis central es el eje compositivo de la propiedad. La piscina se rodea de una cantera de lava volcánica en tonos naturales con cortes y detalles contemporáneos, instalación que replica un modelo renacentista. La simbiosis de estilos provoca una experiencia atemporal. En el remate del patio trasero, se encuentra una terraza techada para el disfrute de los habitantes; en ella fue instalada una barra de granito, negro absoluto, que sirve para ofrecer bebidas y servir alimentos.
El jardín es el elemento decorativo más valioso del lugar; hace que todos los espacios se disfruten con serenidad y conecta los rincones con el exterior. El abundante follaje verde, complementado por los tonos rosados de las flores, se hace notar fácilmente al habitar la propiedad: es un remate visual y establece una relación significativa con la naturaleza. Los patios en ambos extremos abrazan generosamente la construcción y dan vida a este hogar, creado para encantar a quien lo visita.
Fotografía: Manuel Solís