Para entender cómo diseñar un espacio primero hay que entender a quienes van a habitarlo: cómo viven, cómo son sus mundos sensorios, sus relaciones y formas de convivir, su interacción con el medio ambiente. Hay que escuchar y crear un diálogo basado en la observación aguda, que propicie la confianza. Edward T. Hall dice que, para que la comunicación no se frustre, las partes involucradas deben empezar por comprender que cada una vive en un mundo perceptual diferente. Amparo Taylor y su socia, Connie Bautista, tienen clara la importancia de que sus clientes sepan que son escuchados, que diseñan para ellos, que cada proyecto tendrá su personalidad y singularidad.
“Durante la primera entrevista con el cliente tienes que intuir cuál es su estilo de vida”, cuenta Amparo, “si son introvertidos o extrovertidos, si tienen más vida social y reciben más gente, o si prefieren estar solos en sus espacios y vivirlos para ellos; siempre empezamos por ahí para saber qué tipo de espacios tenemos que diseñar”. Connie agrega: “Tratamos de no dejar nada al azar porque procuramos, aunque sea de manera intuitiva, con una respuesta o un tono del cliente, entender lo que quiere en realidad. Usamos la intuición porque a veces es imposible que te digan exactamente lo que desean, pero te van dando algunos elementos y tú estableces la conexión. Entonces puedes leer entre líneas, pero eso se logra cuando ya tienes la conexión con la persona y usas todos los sentidos: hay que percibir cuáles son sus emociones y sensaciones, de alguna forma esto llevará a resultados más congruentes, que sean lo que quiere el cliente”.
Los espacios versátiles propician distintas formas de convivencia, tanto entre los que lo habitan como con el entorno. Los proyectos de Amparo Taylor procuran tener esta característica pues, señala, los espacios no pueden ser cien por ciento exclusivos. “Bajo ese enfoque la gente está disfrutando más sus casas, porque ya no son los espacios como antes eran: rígidos, herméticos, con la cocina aislada, o las terrazas en el exterior. Se puede, por ejemplo, utilizar puertas corredizas para variar la amplitud de los espacios, compartir la cocina con el family room, o que la terraza forme parte de la sala, con la posibilidad de que esos espacios también puedan ser independientes, según se requiera”.
Además de conectar con las personas, para Amparo y Connie es fundamental la relación con el entorno. “Para mí sigue siendo muy importante ganar luz natural, tener un contacto visual o real con el exterior, nos gusta abrir las vistas, ver los espacios al aire libre”, cuenta Amparo, “y seguimos bajo la misma lógica: buscar la luz y ventilación naturales, tratar de que en los espacios siempre convivan el interior y el exterior”. Connie agrega que esta conexión establecida con el entorno, además de disfrutable, resulta saludable, por eso siempre se procura “esa comunicación visual, que puedas trasladarte, ampliarte, que sea difícil determinar dónde termina el interior o el exterior, todo esto pensando en las cuestiones biológicas del ser humano”.
Esta entrevista forma parte de nuestro anuario Insignias 2018, de venta en Sanborns.
Entrevista: Yara Patiño Estévez
Fotos: Carlos Fernández del Valle
Retrato: Diego Palma