Sigue temblando en México. Desde aquel 19 de septiembre del año pasado un sismo de 7.8 sacudió el mar Caribe comenzando enero y otro de 7.2 grados tuvo por epicentro Pinotepa Nacional, Oaxaca, la semana pasada. Afrontar una catástrofe natural pone en relieve lo vulnerables o fuertes que somos, una circunstancia al límite que evidencia qué tan solidarios y humanos podemos llegar a ser. La ciudad, su infraestructura, arquitectura, políticas, gobernantes y agentes que la organizan y velan por su estabilidad también están, del mismo modo, a prueba.
Convocados por la asociación civil Mejor Ciudad al foro internacional Después del 19S, ¿cómo construir una mejor ciudad?, panelistas expertos en temas de urbanismo, movilidad, arquitectura e incluso precandidatos a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México pusieron sobre la mesa la importancia de la discusión, planeación e implementación de acciones para llegar a una resiliencia que subsane los saldos de la tragedia del sismo.
Los paneles y conferencias se formaron con expertos de las universidades de Harvard, Berkeley, Universidad Católica de Chile, UNAM y Tec de Monterrey. Al diálogo de estas instituciones académicas se sumaron el Wellington City Council de Nueva Zelanda, los Ministerios de Vivienda y Obras Públicas de Chile y Habitat International Coalition-América Latina, entre otros.
Algo a resaltar es la puntualidad que algunos panelistas expertos ven en la crisis actual. Se habla entonces de adoptar el 19S como una oportunidad de revaluar todo, atacar y cambiar sistemas que, al calor de la batalla contra un desastre natural, solo evidenciaron, por un lado, la precariedad y la crisis de vivienda del país y, por otra parte, lo poco efectivas que son las leyes y las acciones gubernamentales en la praxis ante estos impredecibles pero probables dramas tectónicos.
La doctora Mary Comerio, de la Universidad de Berkeley, habla de tres puntos esenciales: dialogar, para llegar a un consenso; planear, para formular estrategias y determinar metas, y el obvio pero complicado actuar, a corto y largo plazo.
Basándose en estudios que ha realizado en México mucho más extensos que el 19S, Diane Davis, de Harvard, ofrece soluciones específicas a los problemas derivados de la crisis de vivienda de este país. Destaca que para alcanzar una resiliencia a la latura de las circunstancias habrá que considerar la movilidad, la vivienda alcanzable y pagable para todos —y aquí el punto clave—, seguridad y, sobre todo, transparencia.
Un proyecto que sirve como excelente ejemplo de acciones puntuales replicables es el Parque Hídrico La Quebradora, presentado por la arquitecta Loreta Castro. Actualmente en construcción, el proyecto tiene como objetivo infiltrar al subsuelo 68 millones de litros de agua al año y captar agua pluvial en Iztapalapa, una zona donde los habitantes padecen la ironía de sufrir inundaciones y la carencia constante de agua potable.
El ejercicio de invitar a los precandidatos a jefes de Gobierno a presentar su postura y propuesta alrededor del tema resultó esclarecedor: algunos candidatos entendieron muy bien de lo que se trataba el foro y hablaron de acciones que ya han tomado desde su puesto o trinchera, mientras que alguno otro apenas si atinó a leer propuestas genéricas. A todos se les pudo comparar no nada más entre sí, sino ante opinones de expertos de sus paneles y charlas que dieron durante los dos días del foro.
Los panelistas concluyeron que no existen milagros. La idea que brilló por encima de las demas por su alto sentido común es que las ciudades deben de tener planes a plazos de hasta diez años para su recuperación y correcto funcionamiento, donde todos sus actores se involucren de manera expedita y oportuna para crear soluciones transinstitucionales. Finalmente, los exponentes exhortaron a crear planes enfocados en las personas y en proyectos puntuales a manera de una acupuntura que sane, y a no dejar todo esto exclusivamente al aire en charlas y foros.
Texto y fotos: Osvaldo Ortiz