El diseño artesanal de Dos Veintinueve es inconfundible donde sea que lo encontremos, y Pan de Fuego en Cholula, Puebla, es la muestra. Un entendimiento completo del proceso artesanal de hacer pan es el sello de este proyecto. Aquí se funden arquitectura, interiorismo, estética y funcionalidad para honrar un oficio tan noble y necesario.
Hay pocas cosas que nos evoquen tantos recuerdos como el olor del pan. Así como comprarlo marca el inicio del día, ya sea que vayamos hacia la escuela u oficina, o lo pensemos planeando la merienda, más que un producto es un punto de reunión. Bajo la premisa de ofrecer el concepto de la elaboración del pan, se valoraron los elementos preexistentes en el inmueble. El resultado es una gran complementación entre nuevo y antiguo. Los objetos conversan entre ellos para conducirnos hacia una narrativa del trabajo en el barrio.
Mirar el oficio: el diseño artesanal, como el pan mismo
El propósito es ofrecernos una mirada curiosa a lo que sucede dentro de la cocina, por eso se priorizaron la materialidad y el ambiente interior. Se tuvieron que desnudar todos los muros, llegando a su mera esencia. Después, se vistieron de nuevo con el mosaico de pasta original que se encontró en el sitio de nombre huichol. Este último elemento conserva, además, la identidad y colorido característico de la zona.
La belleza del diseño artesanal de la tornería Pan de Fuego reside en su honestidad. Maderas naturales en el inmobiliario coexistiendo con el concreto de las barras. Y las barras, a su vez, complementando las lámparas colgantes de barro, hechas por artesanos locales.
Por fuera, en el constante trajín de las tareas, la hornería pasa desapercibida: se mimetiza con el edificio. Es un local más en El Barrio. Apenas un pequeño letrero metálico nos hace la innegable invitación de entrar, y comenzar el gozo de descubrir sus profundidades.
Texto: Selene Flores
Imágenes: Jaime Navarro