The winter is here y trae consigo el esperado desenlace de Game of Thrones. Sin duda, la épica saga que se ha convertido en uno de los fenómenos globales más importantes de la década. No es para menos: el cariño, dedicación y detallismo que se ha invertido en esta serie es palpable en cada una de sus temporadas (incluso habiendo alcanzado y rebasado su historia original: canción de hielo y fuego). Game of Thrones se ha ganado a pulso todos sus aplausos y ovaciones, pues destaca en cada aspecto que la rodea. El desarrollo de sus personajes es increíble; sus coreografías de combate, impresionantes; su soundtrack épico y su historia se bifurca y ramifica como en pocas otras series.
Uno de los elementos en los que más destaca y sobresale del resto de las series es su grandioso diseño de producción, pues todos los aspectos técnicos y artísticos que la componen están cuidados hasta el más ínfimo detalle. El perfecto trabajo de maquillaje, CGI (imagen generada por computadora) y un bestiario enriquecido de criaturas impactantes hacen de la serie toda una experiencia visual. El excelso cuidado en el diseño de vestuario, a través del cual notamos la evolución de los personajes, me deja sin palabras. Basta con ver a Sansa o a Daenerys para corroborar como su atuendo se convierte en un reflejo de su persona y sus circunstancias.
Las locaciones son sublimes, destaco aquí el cómo la paleta de color es cuidadosamente seleccionada en cada lugar del mapa para ayudarnos a identificar su mundo a través de sus cromática, cómo juegan un papel esencial para describir cada una de las casas y proporcionan una lectura básica sobre su gente, y aunque este artículo tan pequeño es incapaz de hacer justicia de esta serie, no puedo más que recomendarla encarecidamente y esperar para ver quién ocupará el trono de hierro al fin.
Texto: Hugo Preciado Sandoval, ilustrador y diseñador de día, novelista gráfico de noche. Apasionado entusiasta del cómic y la narrativa visual.
Imágenes: cortesía