Por Paloma Sáenz
Julio y agosto siempre han estado asociados con el inminente regreso a clases. Las preparaciones incluían la compra de uniformes, mochilas y útiles escolares y muy pronto las escuelas volvían a estar llenas de estudiantes. Este año, las preparaciones y expectativas son distintas. Con la pandemia COVID-19 y los protocolos para prevenir el contagio, el regreso a clases parece algo imposible de realizar sin disparar el número de contagios.
Aunque se ha logrado llevar a cabo, muchos concuerdan en que la educación remota, vía Zoom o aplicaciones parecidas, no ha sido totalmente exitosa. Específicamente a los estudiantes más jóvenes y más vulnerables. Sin un consenso claro acerca de las normas o reglas por parte de los gobiernos, se han elevado distintas propuestas por parte de las mismas escuelas, profesores y comunidades, todas buscando alternativas para que la educación en persona sea segura y mantenga los protocolos de prevención de contagio.
Esto quiere decir que se deben utilizar cubrebocas todo el tiempo y las escuelas deben proporcionar agua y jabón para que todos puedan lavarse las manos constantemente. También se debe poder mantener una distancia segura en todo momento y los espacios deben tener mucha ventilación.
Educación en tiempos de pandemia
Ya que es difícil adaptar las escuelas para mantener una distancia segura y evitar que se formen grupos grandes en los espacios comunes, como pasillos, una de las propuestas más populares es la de las aulas al aire libre.
No es una propuesta nueva. A principios de 1900, tras un brote de tuberculosis en Estados Unidos, las escuelas se trasladaron al exterior para reducir contagios y permitir la educación.
En los Países Bajos, se construyeron escuelas específicamente diseñadas para ayudar a los niños débiles físicamente, proporcionándoles luz y aire fresco. A finales de los años 20, el arquitecto Jan Duiker diseñó un edificio de este tipo en Ámsterdam que continua en funcionamiento.
Actualmente, en Canadá, el despacho Weiss Architecture & Urbanism Limited colaboró con Wonder Incorporated para crear Outside The Box, una unidad modular que ayuda a impartir clases fuera de un aula convencional.
Con dos aulas al aire libre una detrás de la otra, el espacio se puede colocar fácilmente en lotes o patios de la escuela. Es una unidad con cerradura que se abre para proporcionar superficies generosas de presentación para pizarrones. Dentro de la unidad, los armarios y gabinetes brindan a los maestros espacio de almacenamiento y organización para escritorios apilables, contenedores de reciclaje y otros artículos.
¿Cuáles son los beneficios?
En España, la Asociación Nacional de Educación en la Naturaleza (EDNA) creó un protocolo y una propuesta para adecuar los centros educativos actuales a la nueva realidad.
Su propuesta, aunque enfocada al sistema español, puede ser utilizado por otros países. Parte de la propuesta es la creación de grupos burbuja. Los grupos burbuja consisten de 10 a 15 alumnos con uno o dos adultos asignados. Este grupo nunca deberá interactuar con los otros grupos, pero pueden relacionarse de manera normal entre ellos. Gracias a esto, en caso de contagio no se cierra la escuela entera, sólo se aísla el grupo en el que ocurrió el contagio.
Proponen utilizar los espacios abiertos disponibles en los terrenos escolares, pero también en el resto de las ciudades o comunidades, como parques, museos, o librerías. Para combatir el mal clima, proponen adecuar los exteriores y adaptar los horarios dependiendo del clima del lugar.
Algunos de los beneficios de esta propuesta es que se aprovechan los espacios abiertos que ya tienen las escuelas y comunidades, como patios, parques e, incluso, estacionamientos. También proporciona lugares con suficiente ventilación para reducir la probabilidad de contagios entre grupos, profesores y personal de la escuela.
Además, esto permitiría que los padres de familia que lo requieran puedan volver a trabajar, los alumnos más jóvenes pueden contar con la atención personalizada y especializada que les permita aprender y protege a los profesores de contagio
Texto: Paloma Sáenz
Imágenes: cortesía