Desde su origen en el siglo XIX, una de las características principales del diseño de interiores nórdico es su minimalismo y el uso de la madera.
Construir espacios que remitan a la naturaleza es una de las tendencias actuales, tanto en la arquitectura como en interiorismo. Por este motivo, no es de extrañar que el estilo nórdico haya adquirido gran relevancia en los últimos años, ya que entre las características que lo definen resalta especialmente el uso de elementos naturales, por ejemplo, la madera.
Sin embargo, para comprender de manera integral el diseño escandinavo o nórdico, así como su influencia, hay que detenernos un momento en sus orígenes. Como tal, se habla de decoración nórdica desde principios del siglo XX, aunque existen registros anteriores. La situación climatológica de los países del norte de Europa, donde surgió, explica la elección de los materiales. Si se considera que en esta zona geográfica se experimenta un clima extremo, sobre todo durante la época invernal, es entendible la priorización de componentes accesibles, a la par que duraderos y capaces de transmitir calidez.
La madera noble es la respuesta más sencilla, pues abunda en los bosques nórdicos. Así, la mayoría del mobiliario en el estilo escandinavo está hecho con madera que, además de ser resistente y térmica, permite acabados uniformes, característica ideal para realizar piezas únicas, de gran elegancia.
Si bien está claro que la madera es protagonista en esta propuesta de diseño, ya que se encuentra tanto en muebles como en pisos, puertas y ventanas, el estilo escandinavo también hace uso de otros elementos de la naturaleza. La piedra podría ser considerada como el segundo material preferido, al igual que las fibras naturales y las plantas decorativas. Estos tres componentes son clave, aunque en el diseño escandinavo actual ya se les puede encontrar mezclados con otros materiales más, como el vidrio, la cerámica o los metales.
Otro aspecto que no puede pasarse por alto al hablar de interiorismo nórdico o escandinavo es la elegancia atemporal que lo caracteriza. La madera es un elemento que sin duda remite per se a la elegancia, pero en el caso que nos atañe, hay que resaltar la inclinación por una decoración minimalista como factor para construir esta elegancia atemporal.
El diseño escandinavo es un ejemplo de minimalismo, la elección de los colores está en concordancia con un estilo elegante que evite la sobrecarga visual. Así, se debe hacer énfasis en su paleta de colores, que suele inclinarse hacia los tonos neutros, como los blancos y grises, ocasionalmente, también colores pastel. Además, el manejo de la luz natural es otro elemento clave.
La luminosidad natural, unida a la elección de colores y el tono minimalista, combinados en una armonía perfecta, brindan al diseño escandinavo una sensación de amplitud, orden y calidez, al mismo tiempo que hacen sobresalir el elemento protagonista que ya ha sido mencionado: la madera.
Por tanto, se puede concluir afirmando que el diseño escandinavo encuentra su equilibrio entre la madera y la elegancia. Esto explica su popularidad hoy en día, pues en un mundo aparentemente cada vez más caótico, se busca regresar a un espacio de armonía y orden: el paraíso perdido que es la naturaleza.