Sumergirse en la décima edición de Design Week México (DWM 2018) es mucho más que haber encontrado un cúmulo de objetos de autor que podrían servir para acompañarnos en nuestra vida cotidiana, si deseamos hacer propia alguna de esas piezas que con la Expo DW, la DWM 2018, puso a nuestro alcance: vasijas de barro para servirnos agua como el Botijo, de Merakia, o los bloques de inspiración Lego para construir muebles a nuestro antojo y embellecer así salones, habitaciones y hasta oficinas, de EverBlock.
También es mucho más que un paseo por el Parque Lincoln entre contenedores Maersk repletos de ideas innovadoras acumuladas bajo la denominación de “diseño contenido” que, también, todos queremos tener para apropiarnos de firmas como la de David Pompa, Shelf, Ayres México, Vaivén, Duco Lab, entre muchas otras; es más aún que las distintas estructuras efímeras que intervinieron el paisaje habitual de dicho parque, localizado en Polanco, y que representó un reto a la imaginación y proyección de colectivos de estudiantes de diseño de universidades como la Anáhuac Sur, la Norte, La Ibero, la ESIA del Poli, La Salle, los despachos City Ink + Atl y T-O, incluida la compañía Rotoplas, que nos sacan de todo plano cotidiano y nos permiten entrar en cuasi mundo paralelos, paseos inesperados en plena Ciudad de México. Así nomás: en los espejos de agua del lago artificial de este parque, magníficas construcciones pasajeras estimularon la imaginación de todo aquel que se topó de frente con ellas e, independientemente de la idea de su concepción, le dieron el significado que más les convenciera, de acuerdo a su circunstancia.
Y es que entrar en la DWM 2018 es mucho más todavía, al haber contenido en la Torre del Reloj una exposición donde participaba Barcelona, invitada de honor que trajo consigo mucha luz a esta celebración del diseño: Inspired in Barcelona: Elements, con Santa y Cole y sus propuestas de iluminación en las que una lámpara no es cualquier lámpara, sino una particular versión que da luz cuando se necesita, pero lo hace desde la caprichosa forma de un globo resguardado por su “cesta”, diseño de Miguel Mila, y mucha luz también con el proyecto de Simon, que acogió la propuesta creativa de iluminación interior de Maurici Gines, con sus placas que emulan un monolito.
De hecho, adentrarse en la Design Week Mexico —que en este 2018 cumplió diez años y cuenta con la designación de World Design Capital (WDC), que obtuvo en 2015 junto a la Ciudad de México (otorgada por la World Design Organization), que la hace la sexta ciudad en ser nombrada con este título, pero la primera a nivel América Latina— es tantas cosas más porque en su sinnúmero de dimensiones permitió darse de frente con Inédito, exposición que concentra “rompedoras” propuestas de pura manufactura mexicana, albergadas, nada más y nada menos que en el Museo Tamayo, y que estará hasta el 21 de octubre: se trata del trabajo de diseñadores, artesanos, talleres y estudios que dan una vuelta de tuerca a objetos como el cepillo para el cabello que Andrés Lihma transpone en forma de cactus, y que atrapó invariablemente las miradas de los visitantes, o el librero con el que Comité de Proyectos reinterpreta la fuerte sacudida que significó el 19S para los habitantes de la capital del país, por solo mencionar un par de los hallazgos que se pueden realizar ahí, entre las propuestas que dejan de ser desconocidas para mostrarse y regocijar con sus texturas, conceptos, piedra, madera, reflejos, agua, raíces, tejidos, piel, metal y vidrio a propios y extraños de la materia.
La Design Week Mexico de este 2018, sin embargo, es más: con presencia en la Sala de Arte de Cinépolis Diana; conferencias y una exposición más en el Museo Nacional de Antropología; con la Design House que despliega las más caprichosas y deliciosas propuestas de interiorismo por las que pasearse era algo más que un sueño de elegancia y exclusividad, un deleite para todos los que pudimos visitarla; con Territorio Urbano, en los tradicionales barrios de San Miguel Chapultepec, Santa María La Ribera y las colonias San Rafael y Condesa; con el Proyecto Tamayo a cargo de la arquitecta Fernanda Canales en esta ocasión. Esta gran fiesta del diseño es muchas cosas más y fue todo esto: una celebración rotunda de la gran veta de talento mexicano, un enorme diálogo con los sentidos de quienes la pudimos disfrutar.
Crónica: Mariana Islas
Fotos: cortesía de Design Week México