Espíritu mexicano: Interarq

Los hoteles de todo el mundo buscan respetar el mismo lema: hacer sentir al cliente como en su casa. El diseño de interiores es fundamental para el caso, y en México tiene un significado distinto: buscamos sitios donde podamos ser nosotros mismos —con toda la carga simbólica que eso significa— pero también donde podamos ser otros. Con esto en mente la singularidad resulta elemento clave en los proyectos de diseño de Interarq, la firma de interiorismo dirigida por Rebeca Pérez y Valentina Rodríguez, en Cancún.

Según las arquitectas, el espíritu de los lugares en los que trabajan conserva el respiro del mar: la Riviera Maya y también el Caribe son paisaje para el diseño de los hoteles de lujo en los que trabajan, cuyo estilo resulta un golpe estético de bienvenida, de percepciones espaciales fuertes. “El tacto es muy importante”, dice Valentina. “La percepción de texturas en los materiales, el contacto físico con el mobiliario y el espacio. La luz y el color se sienten casi físicamente en la piel. Otros condicionantes de comodidad y seguridad son el uso correcto de ergonometría, la temperatura adecuada, incluso los olores pueden ser parte. Mientras más sensaciones provoca, más interesante resulta un proyecto”.

Para las diseñadoras de interiores mexicanas, el papel del diseño es reflejar el carácter local y hacerlo palpable para cada cliente en cada espacio en la que se encuentra, sintetizando y estilizando a partir de referencias sutiles u obvias, para que la lectura del espacio se logre a primera vista; subraya Rebeca: “Buscamos, con nuestros diseños, detonar un golpe estético y de percepciones espaciales. Que el huésped se sienta en un contexto original y diferente. Una experiencia entretenida llena de descubrimientos, y que a la vez cumpla con lo atractivo, la comodidad y funcionalidad en cada aspecto de nuestro trabajo”.

México entra en el juego del diseño

En los hoteles donde trabajan las diseñadoras el espacio siempre tiene la última palabra, pero el diálogo también es con el espacio exterior: el mar, el cielo profundo de tan azul, el viento salado, los riscos, la arena, el espíritu mexicano también. En cada esquina se respira ese espíritu, gregario y contemplativo al mismo tiempo. “El espacio forma también el carácter de la gente: buscamos que sean claros, funcionales, estéticos, diáfanos, con orden de diseño, que refuercen conductas, que sean un reflejo de nosotros”, dice Valentina Rodríguez.

“Afortunadamente en México ya pasamos de ser artesanos a verdaderos artistas, con herencias muy sólidas acerca de nuestra mexicanidad no solo en el tema del arte: lo vemos también en la arquitectura, el paisajismo o el diseño industrial y eso se refleja en nuestros proyectos. La iluminación, por ejemplo, pensando en nuestras mismas raíces culturales, nos guían a los espacios cálidos y naturales donde se descubren ambientes misteriosos, pero siempre alegres”, explica Rebeca.

Esta entrevista forma parte de la edición 2018 de Insignias, de venta en Sanborns.

 

Texto: Alejandra Carrillo

Fotos: cortesía

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