Alfonso Garduño: preceptos para una arquitectura idealista
“Todavía hay cuestionamientos que deben poner en entredicho la ciudad contemporánea”. En G3 trabajan bajo el amparo de esa perspectiva crítica y de un idealismo que nos reconcilia con el poder transformador de la arquitectura. La firma nació en 1997 con un ideario que se nutre de la investigación, deviene experimentación y no teme nutrirse del pensamiento político, económico e incluso pedagógico.
La arquitectura “debería contribuir a la disminución de la inequidad en países en vías de desarrollo, con la intención de aprovechar al máximo los recursos existentes”, comenta con notable claridez Alfonso Garduño, director de la firma, quien también está convencido de “crear proyectos de participación como mecanismos para reactivar el tejido social a partir de la generación de intereses colectivos”. En G3 problematizan una característica de las urbes contemporáneas: “la ciudad exhibe oportunidades, pero no da acceso equitativo a ellas”.
A propósito de estas inquietudes, le pregunté al arquitecto Garduño, quien fue seleccionado para participar en la Bienal de Arquitectura de Venecia 2016, sobre la filosofía y la visión de su firma. “Es una pregunta compleja cuya respuesta siempre está en construcción. Lo que nos interesa, más que una solución espacial, es dar una respuesta experiencial. Eso, por un lado, amplía el contexto de trabajo y el uso constructivo de los elementos clásicos de la arquitectura. A partir de un contexto económico y social, reconocemos que el espacio puede generar mucho más valor y durabilidad al habitar de las personas. Tratamos de crear experiencias duraderas y significativas para cualquier tipo de usuario”.
Es gracias a esa constante inquietud por recrearse que en G3 son flexibles a la hora de trabajar con proyectos que representan desafíos disímiles. “Los valores y las premisas de diseño del espacio público son muy distintas a cuando se trabaja una casa habitación. En ese sentido, consideramos el espacio público más allá de la estructura física; parte de lo muy significativo es el establecimiento de dinámicas sociales que generan que el espacio se siga construyendo. Más allá de una postura arquitectónica que lo resuelva todo, intentamos trabajar con la gestión social, que está muy relacionada con la política, la economía, y a partir de ello vamos contribuyendo a la condición más sólida del tejido social. Nos interesa el pensamiento de la ciudad. Las casas son lo contrario: un proceso mucho más de introspección para permitir que el individuo se autoconstruya fuera del espacio público”.
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Entrevista: Joaquín Peón Íñiguez
Imágenes: cortesía de G3 Arquitectos