Arqueólogo de la memoria, necesariamente anacrónico para articular su labor historiográfica (su herramienta más precisa). Georges Didi-Huberman dedica gran parte de sus intereses a la posición que guardan las imágenes en la cultura, en una apuesta por la imagen crítica hacia un saber mirar y al desmontaje de las construcciones visuales, en una especie de legibilidad histórica del tiempo. Sus obsesiones como autor son una especie de ensamblajes de objetos. Una escritura que deberá asumir su presencia como si se tratara de una aparición. “Un conocimiento accidental” que a lo largo de sus sucesivos trabajos se ha hecho presente.
El trabajo de Didi-Huberman no solo incluye filosofía e historia —disciplinas más cercanas a su formación y que hemos podido comprobar con sus ensayos—, conferencias y libros —de admirable dedicación y entusiasmo. También curaduría de proyectos derivados en exposiciones. Sus creaciones recién han sido mostradas en distintos espacios, museos, galerías y centros culturales alrededor del planeta, lo que constata que su trabajo curatorial es uno de los más solicitados e influyentes en el arte contemporáneo.
Algunos de sus proyectos curatoriales han sido Atlas, ¿cómo llevar el mundo a cuestas? Producido por el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid. Nouvelle histoires de fantômes, en el Palais de Tokyo de París como co-curador al lado del fotógrafo Arno Gisinger. El proyecto más reciente de Didi-Huberman en esta materia es Sublevaciones, organizada por el Jeu de Paumede París, muestra que ya visitó Argentina, Canadá, España y Brasil, ya se encuentra en el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) de México.
Sublevaciones
Es una exposición que integra a más de 250 obras de cien artistas alrededor de uno de los proyectos que Didi-Huberman realiza desde hace muchos años: El ojo de la historia, investigación dedicada a la posición que han tomado las imágenes y los autores de distintas áreas y disciplinas (arte, filosofía, literatura y cultura en general, etcétera) a través de los tiempos, y que integrauna historia como documento, archivo y memoria. Este proyecto, decantado en varias exposiciones, explora el tiempo padecido, ese donde se requiere fabricar la relación, uso, práctica y producción de imágenes como montajes y remontajes, en una especie de ejercicio deconstructivo e interpretativo que Walter Benjamin llamaba “el inconsciente de la vista”.
En Sublevaciones aparece la imagen como pregunta y representación desde una perspectiva histórica, política y estética donde lo social aparece como un gesto, una acción voluntaria y compartida. Cada cuerpo protesta, exclama y rompe, como signo de esperanza y, sobre todo, de resistencia.“Entonces todo se enciende. Algunos solo ven puro caos. Otros ven surgir las formas deldeseo de ser libre”.
Para su versión en México, como lo ha hecho en los demás países donde se ha presentado, Sublevaciones incluye el trabajo de artistas locales en diversas disciplinas. El Manifiesto Estridentista, los 43 papalotes realizados por Francisco Toledo para los estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa en 2014 y la obra de Graciela Iturbide, Vicente Razo, Ulises Carrión, Francis Alÿs, además de los colectivos No Grupo y Tercerunquinto, entre otros.
Palabra que es imagen. Gesto que es lenguaje y también imagen. Palabra y emoción que son historia y sublevación. Dialécticas desde dos posiciones que nos permiten acudir históricamente a los hechos, así trata de volver a pensar la imagen de la historia Didi-Huberman.
Texto: Carlos Maldonado
Fotos: cortesía