Elementales: orígenes
El año pasado la firma GVA celebró su 50 aniversario. En apenas diez lustros cambiaron la experiencia de viaje de millones de personas, lograron que las empresas hoteleras rompieran sus manuales, reventaron el sistema de estrellas y lo hicieron de diamantes. Pasaron de la hotelería clásica a los últimos diseños avant-garde. En las oficinas me esperan Jaime Gómez Vázquez Aldana (fundador y presidente ejecutivo), Andrés Gómez Levy (CEO) y su hijo Santiago Gómez Arregui (actualmente cursando sus estudios), tres generaciones listas para contarme cómo fue que una empresa familiar ha llegado a ser una de las firmas de arquitectura más prestigiosas del país.
La historia comienza en 1968, cuando Jaime y tres hermanos —dos arquitectos y dos ingenieros— fundaron el despacho GVA. Su primera encomienda, construir el Hotel Tapatío, determinaría su destino. Al poco tiempo Fiesta Americana los adoptó y realizaron grandes desarrollos en capitales turísticas de México, como Puerto Vallarta, Cancún y el entonces Distrito Federal.
Andrés recuerda aquellos tiempos en que era niño. “Mi papá me llevaba como llavero a los viajes. Miraba ladrillos y cemento desde chico. Vas entendiendo el espacio y te encariñas con él. Día con día vi cómo se van materializando los sueños para plasmarse en el papel”. Y los sueños de de GVA cobraron forma en grandes proporciones. “Desde el principio tuvimos la visión de no querer ser solo arquitectos locales para la firma”, comenta Jaime. “Todo se fue concatenando, una cosa llevó a la otra”, afirma Andrés, quien asumió funciones directivas en 1993. Durante las recientes décadas GVA trabajó, además, con Ritz Carlton y Marriott.
Entrevistados: Jaime Gómez Vázquez Aldana y Andrés Gómez Levy
Entrevista: Joaquín Peón Íñiguez
Retrato: cortesía de GVA
Imágenes: cortesía de GVA, Inmobilia Desarrollos y Monolito Estudio