El Hórreo-Palomar es una pausa entre el paisaje vernáculo de Miño, al norte rural de Portugal. Este proyecto de Tiago do Vale Architects es un lugar de conexión con la naturaleza y uno mismo en el que “el espacio es su propio propósito: una especie de casa-templo en los árboles”.
Cimentado sobre las raíces de una estructura arquitectónica del siglo XIX, compuesta por dos graneros de maíz tradicionales que se alzaban sobre bases de granito y a su vez unidos por un techo común que cubría un palomar, el Hórreo-Palomar es un experimento pragmático, creativo y sofisticado… una pequeña joya preciosa de la arquitectura pastoral del Miño.
Por su diseño atrevido y las resoluciones que el despacho arquitectónico ofreció ante los desafíos de la estructura original, como la madera de roble podrida por falta de mantenimiento y la infra-dimensión para las exigencias de la construcción, el Hórreo-Palomar es un magnífico ejemplo no solo del poder de reconstrucción, sino también de transformación de la arquitectura.
Durante el proceso de construcción de este espacio surgió una herramienta clave: el uso de las piezas de madera en mal estado que posibilitaron la documentación completa del diseño y las técnicas constructivas del edificio. De esta forma, pieza por pieza, como Ise Jingu cada 20 años en Japón, el Hórreo-Palomar se erigió renovado gracias al tradicional conocimiento artesanal local.
Se insertaron un pequeño número de miembros de madera transversales en ubicaciones estratégicas, reflejando así soluciones encontradas en edificios de similar edad, técnicas constructivas y de tipología. Asimismo, se agregaron dos nuevas escaleras de madera plegables que conducen al interior de ambos hórreos y una escalera interior que se eleva hasta el espacio del palomar, haciendo finalmente accesible ese espacio mágico.
De resultado encantador para el espacio y cualquier ser vivo que lo ocupe, la esencia e historia que resguarda este lugar (anteriormente utilizado con fines agricultores) resulta un genial registro de la tradición renovada. Hoy, como memoria del paso del tiempo, el Hórreo-Palomar ha desplazado el secado de cereal para ser un lienzo libre: “Será lo que la naturaleza del espacio se preste a ser”, según expresan sus creadores.
Texto: Mónica Hernández Mendoza
Fotos: João Morgado©