Fotografía para interactuar con las personas
Con estudios de arquitectura y fotografía en la Ciudad de México y Nueva York —las dos metrópolis en que pasa la mayor parte del tiempo—, para Rafael Gamo nada hay más importante que propiciar el encuentro entre las personas. Se especializa en tomar diseño arquitectónico, de paisaje o iluminación, pero también ha realizado otros proyectos con repercusión social, como es el caso del taller de fotografía para familias migrantes Here There, Acá Allá.
¿Qué función tiene para ti la fotografía?
Me interesa como una herramienta para las relaciones sociales. La he utilizado como una excusa desde que hice el camino de Santiago con mi padre: nos deteníamos, platicábamos y pasábamos tiempo. No hago tanta distinción entre mi trabajo comercial y el que no. En la foto de arquitectura también he desarrollado un estilo, una forma de ver las cosas, de trabajar. Todo es parte del desarrollo de un lenguaje.
En arquitectura ¿se trata de destacar las virtudes de una edificación? ¿Se ocultan los errores?
La gente busca, claro, que los edificios luzcan. Más que en aciertos o en errores, pienso en cómo pueden comunicarse las ideas que están detrás de un diseño, de la forma más clara posible.
¿Qué trabajo llega a tu mente cuando menciono la palabra “dificultad”?
La fotografía es enfrentarte a ti mismo como persona en relación al sujeto o a los sujetos que estás fotografiando. Siempre hay una fuerte complicación desde el punto de vista emocional y estético. Creas una relación con las personas, pero al mismo tiempo no comprometes la expresividad. En cuanto a la arquitectura, me ha tocado fotografiar algunos barcos, eso también se complica bastante.
¿De qué manera expresas el trabajo humano que hay detrás de los proyectos arquitectónicos?
Cuando fotografías un edificio tratas de entender su esencia, al igual que con los proyectos enfocados en personas. El tiempo que pasas con el sujeto fotografiado es directamente proporcional a la calidad de las imágenes.
¿Qué otros artistas han contribuido con tu pensamiento de la arquitectura y de la fotografía?
Al fotógrafo Josef Koudelka lo admiro mucho desde el punto de vista de la luz, por su forma de tratar a los personajes, de entender el espacio como lugar para la interacción humana. También me gusta mucho el trabajo de Martín Weber, un argentino que llevó a cabo el proyecto Mapa de los sueños latinoamericanos, para el que prácticamente pasó muchos años viajando por toda Latinoamérica, fotografiando individuos o grupos de personas y pidiéndoles que escribieran sobre un pequeño pizarrón cuáles eran sus sueños.
Desde hace tres años realizas junto a tu esposa Susana Arellano el taller de fotografía para familias migrantes Here There, Acá Allá en Nueva York…
Abordamos la relación entre los padres —no exclusivamente mexicanos, sino de cualquier origen— y sus hijos que nacen en Estados Unidos, van a la escuela aquí y quizá no hablan bien el español. Hay un choque cultural. Se les dan cámaras a las dos partes y toman fotos de su día a día. Luego, una vez a la semana nos juntamos y se hacen mesas de discusión donde uno ve las fotos del otro. Trabajamos con varias familias al mismo tiempo. Lo importante no es si hacen buenas imágenes o no, sino utilizar la fotografía como un punto de encuentro para reforzar el lazo social.
¿Cuáles han sido sus satisfacciones en el taller?
Hemos tenido la oportunidad de exponer en cinco ocasiones, tanto en galerías de alto nivel, aquí en Nueva York, como en espacios más comunitarios. Siempre se nos acercan familias para decir cuánto disfrutaron y cómo les ha ayudado en la relación con sus hijos, porque a final de cuentas ese es el objetivo. Hay niños que se enteran por primera vez de cómo sus padres cruzaron la frontera. Hay historias fuertes.
Entrevista: Carlos Vicente Castro
Imágenes: cortesía de ©Rafael Gamo
Great artiϲle.