Continúa nuestro recorrido fotográfico por las calles y canales de Brujas, Bélgica. Aquí te mostramos lo mejor de esta Trienal de Arte y Arquitectura 2018.
Como hemos visto en las entregas anteriores de este reportaje, uno de los principales objetivos de la Trienal de este año es generar encuentros entre sus asistentes. Todas las instalaciones arquitectónicas que hemos visto buscan animar a la gente a no solamente ver las obras, sino también a experimentarlas y convertirse en parte creativa del proceso al entrar en contacto con ellas.
Las rutas de paseo que se configuran con este tipo de intervenciones urbanas son acogedoras y seducen a los espectadores a reunirse en los lugares más inesperados, como el agua. Brujas es una Ciudad Líquida, y esta Trienal vino a reiterarlo. Veamos a continuación otros proyectos dignos de reseñar.
Nuestra primera parada para esta tercer entrega del reportaje es una pequeña plaza que lleva el nombre de Jan van Eyck, en honor al más célebre pintor de la escuela flamenca, quien residió gran parte de su vida y maduró artísticamente en la ciudad anfitriona de esta Trienal. Aquí conoceremos a la “Ballena de Brujas”.
Aunque el proyecto lleva por título Skyscraper (Rascacielos), a esta impresionante escultura de nueve metros de alto se le conoció rápidamente entre visitantes y locales como la Ballena de Brujas. Los responsables de llevarla a la realidad son los arquitectos de StudioKCA, Jason Klimoskiy Lesley Chang.
Ver una ballena colosal saliendo verticalmente de las aguas de uno de los tranquilos canales de Brujas permite capturar una hermosa postal. Sin embargo, esta instalación es más que solo una representación del cetáceo: la figura del animal está hecha de basura de plástico recolectada en los océanos Atlántico y Pacífico por más de seis meses. StudioKCA trabajó en este proyecto con voluntarios de la Hawaii Wildlife Fund (Fundación para la Vida Salvaje de Hawái) para recolectar todos estos residuos.
La instalación Skyscraper es, pues, una representación de todo el desecho de plástico que producimos en las ciudades y que luego emerge violentamente en nuestros mares. De esta forma se busca atraer la atención del mundo al problema global de la contaminación de las aguas.
La segunda instalación para contemplar el día de hoy es Infiniti23, diseñada por el arquitecto Peter Van Driessche, de la agencia de arquitectura Atelier4.
Infiniti23 es una estructura vertical ubicada en un estanque situado en Oud Sint-Jan. Se trata de la primera participación del arquitecto belga Peter Van Driessche en un contexto artístico internacional. Atelier4 presenta esta estructura consistente en cápsulas que se apilan y forman torres, un diseño que alude al Movimiento Metabolista —un movimiento arquitectónico japonés de la posguerra.
Qué responderías tú, lector, a la siguiente pregunta: ¿Cómo viviremos y trabajaremos si el nivel del mar sigue aumentando y distritos completos amenazan con quedar bajo el agua?
Con esta instalación, Van Driessche sugiere una solución al crear un nuevo espacio: las unidades rectangulares son lugares para alojarse, trabajar y vivir. Mientras todos los arquitectos y urbanistas desarrollan proyectos en búsqueda del diseño del espacio para las construcciones del futuro, Van Driessche propone un lugar en el que vivamos más cerca los unos de los otros en casas más pequeñas que puedan moverse y fluctuar a medida que sube el nivel del agua.
Este prototipo de construcciones representa un punto de anclaje en el tejido urbano. El arquitecto también ha involucrado a estudiantes de interiorismo para dar forma y vida a este nuevo proyecto de vivienda.
La última pieza de hoy es el proyecto multidisciplinario titulado Aerocene, de Tomás Saraceno.
Esta instalación es una síntesis entre arte, tecnología y medio ambiente. Aerocene materializa una realidad posible en la que los viajes son libres de combustibles fósiles y de emisiones que dañen la atmósfera. Con este proyecto, Saraceno explora los aspectos científicos y artísticos de la problemática medioambiental actual.
Este proyecto involucró la realización de un performance durante la pasada primavera en el centro de Brujas. Consistió en una serie de esculturas en forma de globo que flotaron en el aire, las cuales obtienen su flotabilidad del calor del sol, que produce una diferencia de temperatura entre la carcasa interior y la exterior, que al final permite que las esculturas puedan desplazarse sin generar ninguna emisión.
Con esta constelación de esculturas flotantes, Aerocene activa el espacio público en Brujas haciéndonos mirar al cielo. El evento se grabó en su totalidad y se proyectará en el Poorterloge durante la Trienal.
Con esto cierra una entrega más de nuestro reportaje sobre la Trienal de Brujas 2018. Síguenos en México Design para próximas entregas y noticias del mundo de la arquitectura internacional.
Texto: Kevin Cárdenas
Fotografías: ©Iwan Baan, ©Matthias Desmet
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