Como su admirado Fernando Pessoa en El libro del desasosiego, Xavier Mesa hace hasta lo imposible por aprehender la exuberancia del mundo “sólo mediante el uso de los sentidos y el alma no saber estar triste”.[1]
Figuras y figuraciones aparentemente disímbolas como una niña montada en clase sobre un cocodrilo al que sostiene por su correa o un hombre trajeado y con bombín que mira cómo aterriza un globo aerostático que lleva por pasajero a un elefante conforman su singular lenguaje plástico.
Los collages de Xavier Mesa parten de simples elementos de la vida cotidiana tomados de contextos distantes y hasta contrapuestos, pero que al compartir el espacio del cuadro se transforman en símbolos de una realidad extendida y excéntrica, plena de significados enigmáticos. “Me gusta usar mucho el óleo y la transferencia para conformar una textura especial, un curioso juego que al final luce mucho”, nos cuenta.
Y es que este artista que coloca entre sus obvias influencias la obra de René Magritte o la del pintor Alfredo Castañeda (tío suyo) integra “elementos que aparentemente no tienen nada que ver uno con el otro para conformar un lenguaje. A veces tengo la idea de una composición, y a veces voy agregando cosas sobre la marcha hasta que la idea se va aclarando, va por un camino que no tenía pensado”.
Xavier Mesa (Ciudad de México, 1975), quien vive desde hace tres años en San Miguel Allende, ha participado en exposiciones como la Chelsea International Fine Art Competition en Nueva York (2007), donde fue reconocido con el “Selected Winner”, o la Subasta de Arte “Grupo de los 16” en la Ciudad de México (2015).
[1] Bernardo Soares (heterónimo de Fernando Pessoa), Libro del desasosiego.
Texto: Carlos Vicente Castro