Lograr calidez en un hogar familiar junto a la montaña y añadirle acentos contemporáneos respetando la naturaleza del ambiente, fue el mayor reto para Jessica Lan y su equipo al diseñar en cocreación con el cliente el proyecto San Simón, ubicado a treinta minutos de Valle de Bravo.
Para Jessica el styling siempre es protagonista, ella considera que el cuidado en los detalles determina el vínculo entre hogar y habitante; esos objetos que parecen mínimos son los que crean un espacio acogedor, funcional y estético; por ello, previamente a la selección final se realizaron algunas pruebas que les permitieron observar cómo se comportaban los materiales y texturas; así consiguió elegir los más adecuados, considerando las condiciones climáticas del espacio: la húmedad y el frío de la montaña.
Cada elemento que conforma la casa tiene historia propia. Los textiles creados por artesanos de Oaxaca, las lámparas de latón patinado, el comedor de concreto diseñado a la medida al igual que las sillas. Una combinación entre colores tierra, materiales orgánicos, accesorios antiguos, líneas limpias y nítidas que otorgan un diseño con personalidad similar a la tendencia organic modern.
El propósito principal fue encontrar objetos sueltos que en conjunto hablen un mismo lenguaje, historias que se entrelazan en cada rincón, como las cestas tejidas, la tapicería, el arte, la banca de madera tallada o la luz natural que invita a la contemplación y el descanso, haciendo de este un espacio visualmente atractivo y a la vez práctico para sus habitantes.
Todas las texturas son suaves y agradables al tacto, permiten conservar el calor tan necesario en el interior, consiguiendo así una casa familiar en la montaña con el confort de un hotel. Jessica destaca que el proceso implicó cierta sensibilidad y entendimiento con cliente, estos factores le permitieron conectar la experiencia humana con el diseño.