Como la pintura: Marcela Solorio

Los habitantes

En Cota Paredes Arquitectos nos gusta generar contenedores de vida para que la gente se apropie del espacio. Aconsejar a nuestros clientes sobre muebles específicos, con distintos materiales, casi siempre buscando tonos neutros, para que con la pintura y la vegetación el espacio y la temperatura visual se equilibren. El interiorismo se mimetiza con la arquitectura. El mobiliario cobra más fuerza cuando parece formar parte de la arquitectura. Trabajamos a partir de la premisa de que nadie quiere lo que no conoce. Vamos a tratar de proponer ideas que el cliente quizá no haya experimentado. Si nunca ha vivido en una casa blanca, no va a querer hacerlo, ¡pero solo porque nunca antes lo ha experimentado! La arquitectura se vive en el exterior unos pocos momentos: en lo que tardas en bajarte del coche y entrar a un lugar, desde ahí es interior.

Aunque no te pertenezca, desde que cruzas el umbral ya estás habitando ese espacio. Hay muchas maneras de explorarlo. Nosotros somos mucho más pragmáticos, creemos que ocupar el espacio es más bien matemático: se puede medir la cantidad de luz, las dimensiones, la temperatura… se puede medir el sonido. Entonces, todas esas características dan como resultado un espacio agradable —o no—, un espacio para cierto propósito. Vemos la arquitectura como arte pero también como ciencia. Uno habita cuando penetra en la arquitectura.

 

 

Viaje alrededor de la habitación

Siempre aludimos a todo tipo de arte. Sobre todo, encontramos referencias constantes a la pintura que, hablando en términos de interiorismo, nos sirve para trabajar en los matices del color o en la profundidad del blanco.

Muchas veces critican nuestra arquitectura por ser muy plana, por ser solo de color blanco —hasta ahora—, pero realmente con lo que trabajamos es con la profundidad. Y eso lo tenemos de pintores como Joseph Albers o del mismo Piet Mondrian: su secuencia y su orden geométrico es una referencia pura en nuestro leguaje arquitectónico.

De esa misma manera, podemos hablar de obras literarias como El laberinto de la soledad, de Octavio Paz, una de las principales referencias para desarrollar nuestra teoría de la arquitectura introspectiva. O cineastas como Kubrick y su manejo de la geometría, que marca en gran medida nuestra lectura de los espacios y cómo los representamos a través de la fotografía y el video.

 

 

Nos interesa la naturaleza. No solamente la humana sino de todo lo que existe, las formas de vida en nuestro planeta. Encontramos inspiración en sistemas organizados presentes en distintas manifestaciones de la vida. Desde la arquitectura de los hormigueros hasta cómo una planta puede vivir en el desierto.

Creemos en la intimidad de Barragán, la sencillez de Siza, la integración con la naturaleza de Wright, la libertad de Le Corbusier y el rigor de Mies. Admiramos a los arquitectos contemporáneos cuyo lenguaje busca la sencillez y la abstracción. Nos interesa la trascendencia a través de generar un lenguaje propio. El interiorismo debe ser como la pintura rupestre en la cueva primitiva.

 

 

Esta entrevista forma parte de nuestro anuario Insignias 2018, de venta en Sanborns.

Entrevista: Ángel Ortuño

Fotos: César Béjar y Onnis Luque

Retrato: Rafael Palacios Macías

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