Configurar el presente: Adriana Guisa

Adriana Guisa Romero siguió desde niña un camino sinuoso e inesperado: hija de padre arquitecto, se negaba con ahínco a dedicarse a la misma carrera. El temor a las comparaciones la hacía dudar acerca del estilo de vida profesional que podría elegir. Como ocurre con la arquitectura misma, al caos siguió el orden y Adriana se decidió por lo que en realidad ya sabía –muy en el fondo– que deseaba hacer. Hoy, como responsable de los proyectos de la firma P+0 Arquitectura, facilita y da movimiento a las ideas que allí generan. Su labor comienza con los procesos de diseño e investigación y acaba cuando el proyecto se concreta. “Mi filosofía de vida es mantener congruencia entre lo que digo, pienso y actúo.”

 

 

Cuando estudiaba la universidad en la UDEM conoció al arquitecto David Pedroza, quien sería el primero en notar su talento en la arquitectura: “Lo conocí el último año de la carrera, era mi profesor de taller de diseño. Apenas regresaba de Barcelona después de una estadía de varios años, mientras que yo volvía de un intercambio en Corea del Sur. Las cosas se dieron y algunos meses después me invitó a colaborar en el despacho que apenas se conformaba: P+0 Arquitectura”. “La tendencia actual deja al descubierto la naturaleza misma de los materiales y logra un diálogo más honesto entre el espacio y su apariencia.”

 

 

Las piezas del rompecabezas

Como un acto premonitorio, la arquitecta recrea en su mente cómo desde niña tenía el extraño don de ordenar espacios. Apilaba objetos con una fina armonía: era un juego, un rompecabezas de ideas inconscientes, una manera instintiva de ver el mundo, una sensibilidad que finalmente la llevó a triunfar en el sendero arquitectónico.

“Este recuerdo es muy importante para mí porque en arquitectura hago lo mismo que cuando niña: me sensibilizo y hago un ejercicio de configuración, de organización. Selecciono elementos que me permitan lograr el acomodo idóneo para resolver las necesidades específicas de quien habita el espacio”, puntualiza.

 

 

Mapa del presente

Al despertar cada mañana, Adriana percibe con claridad cómo el día puede ser la oportunidad para bosquejar su vida a manera de un mapa o un plano que le indica a dónde ir: “Me gustaría que la gente recuerde mi labor en la arquitectura a partir de espacios que evoquen bienestar, que me recuerden como una persona que dio lo mejor de sí con lo que tuvo. Esto me motiva a hacer conciencia, a discernir sobre mis acciones y su impacto en la sociedad”, reflexiona.

Su interés por dejar huella en la vida de las personas a través de la arquitectura se ha convertido en una labor constante para ella y su equipo de trabajo; aportar un granito de arena por una mejor experiencia de vida, por la belleza, por la creatividad: “Todo puede ser susceptible a la belleza, lo que sucede es que esta cualidad depende muchas veces del condicionamiento del observante. Un mismo objeto o situación puede ser atractivo para algunos y desagradable para otros. En lo personal, asocio este concepto a la libertad de ser plenamente lo que una es. Las luces y las sombras son complementarias, no se puede desear una sin la otra. Por ejemplo, Yayoi Kusama es una enorme referencia e inspiración para mí acerca de cómo sobrevivir a la adversidad y crear belleza a partir de una condición dolorosa”.

 

 

Entrevista: Becky García Acuña

Imágenes: FCH Fotografía

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Carrito de compra
  • Your cart is empty.