Crónica de un espacio revelado

Por Yaheli Hernández

 

Un boomer no necesitaría tanto el contexto, pero un millenial probablemente sí. El llamado milagro mexicano de la década del cuarenta se tradujo en Guadalajara como un súbito crecimiento de la ciudad: la modernidad. No obstante, veinte años después, la sociedad tapatía asistiría con ojos atónitos al abandono y lo inconcluso de edificios, avenidas y proyectos de urbanización.

 

 

De contextos como este surge Espacios Revelados, una iniciativa que desde el año pasado gestó un programa artístico en la búsqueda de reactivar edificios y localidades de Analco, el centro de la ciudad, la antigua central camionera y el Agua Azul. El circuito tuvo lugar del 6 al 15 de marzo, y entre la amplia variedad de actividades, me gustaría destacar “Especies de movimiento”.

 

Apenas arribar al lugar de la activación, ubicado junto al famoso mercado de los elotes de Analco, vemos a los chicos de apoyo invitar a la gente que va pasando. Los artistas salen y nos dicen que entraremos a lo que anteriormente era una fábrica de aceite. Oscurece, y las sombras recortan la enorme bodega de cuyo techo solo quedan las vigas. Dentro, una estructura sin armar espera. Los visuales proyectados en las paredes nos ayudan a entender de qué va la pieza: un viaje por la zona centro y Analco, una visita a los diferentes oficios que aquí se trabajan. A la par del recorrido, los artistas Diana Bayardo y Gervasio Cetto construyen una estructura y representan en dibujos los movimientos del herrero, el escribano, el fabricante de vidrio soplado, el pelador de elotes. La construcción de esta pieza requirió la donación de movimientos: otro de los visuales representa a los oficiantes ejecutarlos. Veo, entre los espectadores, al escribano y al herrero. Al finalizar el performance, los artistas agradecen su asistencia, y se ponen a disposición del público para abrir el diálogo. Nos dicen que Espacios Revelados, como proyecto internacional, tendrá su próxima sede en Perú, donde ya comenzó a gestarse.

 

Color en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, México, domingo 15 de diciembre del 2019. (©PAULA ISLAS)

 

Salimos y caminamos. Cruzamos el Patio de los Ángeles. Nunca había visto las columnas que lo decoran. Llegamos al templo de San Sebastián de Analco. El amigo que me acompaña me dice que entre las lápidas que rodean la iglesia, está la de un vampiro, y me cuenta que, si estás muy noche por la plaza, puedes ver su sombra en el campanario.

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