Entre lo escultórico y lo utilitario
Al idear una pieza tan singular como Echeri, la diseñadora mexicana Laura Noriega tenía en mente una técnica por lo demás de uso común como elemento decorativo en artesanías de Uruapan, Michoacán: el maque incrustado. Axe —un aceite de insecto—, aceite de chía y polvos se mezclan para dar color a una pieza cuyo nombre hace referencia a los minerales naturales que la componen y le dan color, pues en purépecha significa “tierra”.
El maque incrustado es una técnica que Laura Noriega tenía mucho tiempo deseando utilizar en sus diseños. “Mi bisabuelo escribió un libro titulado Las lacas michoacanas no proceden de las orientales, que llegó a mis manos antes de irme a vivir a Japón. En ese tiempo acababa de regresar de allá, de conocer el proceso del urushi (laca japonesa), por lo que el deseo de conocer más de ella era muy grande. Corría el verano del 2013”, nos comenta.
Echeri participó en la Bienal que organiza el Museo de Arte Popular de la Ciudad de México titulada “Arte sano entre Artistas 3.0”, donde dio inicio una muestra itinerante que recorrería distintos museos del país entre noviembre de 2013 y enero de 2016.
¿Y cómo ideaste Echeri?
Para la pieza invité a Martina Navarro, maestra artesana experta en la técnica, para que desarrolláramos una propuesta juntas, yo el diseño, ella la ejecución. Cuando abordo una técnica artesanal nunca sé qué tipo de objeto resultará de la colaboración: nace después, es el resultado de la observación, lecturas y entrevistas que hago previamente en la fase de investigación en mi proceso de diseño. Ya había leído que las piezas de maque se utilizaban para guardar, para contener objetos importantes y para hacer ofrendas en épocas prehispánicas.
En el primer viaje a Uruapan para hablar del proyecto con Martina analicé los productos que actualmente se fabrican con la técnica del maque incrustado y son en su mayoría objetos decorativos. “Bateas” o grandes platos que se usan en las casas como cuadros para decorar algún muro, y también se venden pequeños platos decorativos para las mesas, cajitas o baúles.
Mi objetivo era regresar el carácter utilitario a la técnica. Diseñar un objeto que pudiera ser ambas cosas, no solo decorativo.
¿Por qué en esta forma y no cuadrada o rectangular?
Actualmente el producto más conocido del maque incrustado de Uruapan son las “bateas”, unos grandes platos circulares decorados con flores.
Observé, durante la producción de una pieza, que el movimiento natural que hace la mano para aplicar la laca a su forma circular facilita la aplicación. Después de entrevistar a la artesana, me comentó que no le gusta hacer cajas rectangulares porque es más tardado y difícil de lograr una buena calidad en la aplicación de la laca. A mí me gusta diseñar piezas que el artesano pueda disfrutar haciendo. No se trata de poner un reto que lo incomode.
Por otra parte, la forma circular de las bateas es muy bella, pero es solamente un objeto decorativo y entre mis objetivos estuvo hacer un objeto utilitario. Regresar a la utilidad del objeto que tenía la técnica cuando se practicaba en épocas prehispánicas. En una estantería del taller estaban apiladas varias pequeñas bateas de unos 20 centímetros de diámetro. Las tomé en mis manos porque la proporción me interesaba para explorar y puse las dos piezas iguales una sobre otra instintivamente; comencé a apilarlas en vertical, como cuando juego con mis esculturas de piedras. Así surgió la idea de generar un alhajero para guardar tesoros de la rutina diaria como aretes, monedas, anillos, llaves. Es un objeto en el límite entre lo escultórico y lo utilitario.
¿Qué dificultades experimentaron?
A nivel de aplicación de técnica no surgió ninguna dificultad ya que se respetó la forma que resulta familiar y fácil de aplicar aunque en un formato más pequeño. El reto más grande fue la aplicación de los pequeños imanes que fueron enviados desde Guadalajara. El resultado final fue muy satisfactorio, ya que el objetivo funcional prehispánico de la técnica continúa en este objeto contemporáneo, el de contener, y por otra parte a nivel estético, al igual que entonces, el objeto es también decorativo.
¿Quiénes más participaron en el proceso y qué aportaron?
Martina Navarro y su esposo Thomas de Saint Phalle participaron en la realización. Thomas realizó las piezas de madera en su taller de torno con madera de aguacate y dibujó los detalles en las zonas de las piezas que le solicité. Le pedí que dibujara un nuevo diseño, no las típicas flores que identifican la laca michoacana. Martina, por su parte, realizó el maque incrustado sobre la gráfica de Thomas en las piezas diseñadas por mí.
Sin duda la técnica del maque incrustado es muy bella. ¿La imagen o textura tiene alguna significación en especial o es solo decorativa?
La gráfica es decorativa y de total inspiración de Thomas de Saint Phalle.
Entrevista: Carlos Vicente Castro
Imágenes: cortesía de ©Laura Noriega