Elementales 2019: Pensar la arquitectura

Ya de venta en Sanborns y en Magzter. Nuestro anuario impreso 2019 Elementales: orígenes reflexiona sobre la concepción de una idea desde cinco perspectivas: Colaboración, Conciencia medioambiental, Tiempo social, Imaginación y Generosidad.

Sobre Elementales 2019:

¿Por qué los arquitectos mexicanos hacen lo que hacen?, ¿qué emociones, qué ideas o qué propósitos los llevan día a día a diseñar nuevas formas del habitar?, ¿qué los impulsa a materializar sus ideas, su propia definición de espacio? Nuestro nuevo Elementales: orígenes, compilado de 21 de las más importantes firmas de la arquitectura mexicana reciente pretende responder, así sea parcialmente, a estas incógnitas considerando las motivaciones y razones que acompañan sus procesos, también poner de relieve el aspecto creativo e imaginativo en un contexto de generosidad y colaboración, de conciencia social, medioambiental y conformación de comunidades. Es un intento por descifrar los orígenes de una práctica que revoluciona los espacios en los que organizamos nuestra vida, nuestro devenir.

En su libro Pensar la arquitectura, Peter Zumthor dice de los materiales que “pueden adquirir cualidades poéticas si se generan las pertinentes relaciones formales y de sentido en el propio objeto, pues los materiales no son de por sí poéticos”. De ahí que las entrevistas a cada firma estén precedidas por un collage con sus elementos predilectos, aquellos que, en sus combinaciones y medidas adecuadas, se transforman en edificios, casas, estadios, corporativos, aeropuertos y cualquier otra tipología. A través de ellos es como que se concretan las ideas, los sueños, las emociones, los anhelos y, sobre todo, la creatividad.

Respecto a las cinco dimensiones conceptuales que guiaron nuestra indagación, no por obvio podemos dejar de mencionar que ninguna de estas cualidades se da aislada. La imaginación no tiene mucho sentido sin la conciencia ambiental, ni esta sin tomar en cuenta la colaboración, el hacer comunidad —actividad que hemos etiquetado en este caso como tiempo social— o la generosidad que el arquitecto aporta a los usuarios de sus proyectos, más allá de los requerimientos del cliente.