Si hablamos de la mujer en la arquitectura es necesario nombrar la participación de Andrea Cesarman, porque su presencia en la disciplina se distingue no solo por su creatividad, sino también, por la fortaleza que tienen sus palabras cuando habla de su profesión desde la pasión que le despierta el interiorismo.
La arquitecta de interiores extiende una invitación constante hacia la exploración de la complejidad que atraviesa a su profesión.
“La arquitectura de interiores o el interiorismo es una profesión muy difícil, compleja, que requiere de estudios profesionales, a veces la gente malentiende que la arquitectura de interiores es solo decorar…”
El consejo que Cesarman le brinda a las personas interesadas en el interiorismo y la arquitectura es reconocer la importancia de ambas porque una profesión depende de la otra para ser funcional y lo ilustra de forma concisa con una interesante analogía que define perfecto la relación entre arquitectura e interiorismo.
La analogía plantea que los grandes edificios hechos por arquitectos son solo la piel del esqueleto y el interiorismo son los huesos, los órganos que le dan vida al edificio.
Las más de tres décadas que respaldan la carrera de Andrea Cesarman la han enfrentado a diferentes experiencias y situaciones que le brindaron un conocimiento que se concibe únicamente desde la práctica, por ello, es vital reflexionar entorno a la relación directa que existe entre la arquitectura e interiorismo porque en esa reflexión encontraremos herramientas para desmenuzar la complejidad que le adjudica Cesarman a su profesión.
Si pensamos en un cuerpo probablemente en nuestras mentes habrá un cuerpo con todo aquello que lo hace funcional, ahora si pensamos en grandes edificios nuestra imaginación difícilmente se reducirá a pensar en un edificio vacío que no cumple con su cometido, de ahí la vinculación inquebrantable del interiorismo con la arquitectura de la que habla la destacada arquitecta Andrea Cesarman.