Piense, luego existe
A un año de la transición de eos méxico a LARA HNOS., los diseñadores hacen un recuento de lo que para ellos ha sido, más que una evolución, una síntesis de la esencia de su firma. Sebastián lo considera un cambio satisfactorio por haberles dado la posibilidad de evaluar sus procesos de trabajo, de fluir de una manera más orgánica y libre. El proceso, nos cuenta Mauricio, fue un trabajo entre amigos: “La idea inicial era únicamente cambiar papelería. Hablamos con nuestro amigo Nacho Cadena, de Cadena + Asociados, quien después de revisar el material gráfico sugirió renovar nuestra identidad, comenzando por el nombre”.
El hecho de incluir su apellido en el nombre de la marca, sumado a su consanguinidad, reafirma algo que los Lara han proyectado desde que comenzaron a diseñar: son un despacho familiar y complementario. Sus proyectos individuales pueden distar entre sí, pero al trabajar juntos el resultado es siempre integral y con su sello distintivo. La empatía que genera el presentarse como LARA HNOS. les resulta de lo más agradable.
Su proceso de rebranding aterrizó en una analogía del código morse, donde predominan el punto y la raya. “La primera letra de Mauricio se conforma de dos rectángulos y la mía de tres círculos: coincidencia gráfica afortunada que además tiene toda la fuerza para ser el código sonoro del que hemos hecho uso en los nuevos videos de la firma”, de acuerdo a Sebastián.
“Piense, luego existe” es la premisa que engloba la filosofía y metodología de la firma. El sonido sin silencio no existe, los puntos sin un espacio entre ellos no podrían ser. El proceso creativo —el “piense”, según una divertida anécdota detrás de la frase— es indispensable para lograr un resultado óptimo y enriquecedor. Esta naturaleza integral es el común denominador de sus proyectos.
Mauricio y Sebastián tienen una idea muy clara del rumbo que quieren dar a su despacho, conscientes del amplio y diverso panorama actual: “Hay una tendencia muy dirigida al trabajo con artesanos, muy válida, sin embargo no es lo único que se está haciendo. Hay muchos diseñadores en la academia —lo cual es una maravilla porque, por irónico que parezca, hasta hace poco no había más que unos cuantos diseñadores industriales en la industria. Nos gusta tener en cuenta todas estas posibilidades al momento de plantearnos un proyecto”, precisa Mauricio Lara.
Una de las propuestas que surgieron en su primer año como LARA HNOS. fue Don Alitas: “La idea del cliente era un restaurante con la estética de una bodega industrial, pero la relación entre lo industrial y la comida rápida nada tenía que ver con el detalle gastronómico propuesto por el lugar. Si una fábrica nos remitía a la comida rápida, un taller se apegaba más a lo que buscábamos. Así que inventamos la historia y creamos al personaje que reparaba cosas, una especie de Ciro Peraloca —Don Alitas— que, como tardaba en sus reparaciones, comenzó a preparar deliciosos platillos para hacer más amena la espera. Con el tiempo se hizo más famoso por su comida”.
“A fin de cuentas somos sastres”, agrega Sebastián en alusión al oficio de diseñar: “Tienes que medir al cliente, cubrir sus necesidades bajo argumentos bien sustentados en tu experiencia”.
Mauricio y Sebastián quieren continuar haciendo diseño desde distintas vertientes y creando lo que más les apasione: así se ven a futuro y, en retrospectiva, ha sido ese el hilo conductor de sus proyectos. Además, les gustaría seguir compartiendo sus experiencias con estudiantes y diseñadores emergentes, desarrollar talleres propios y experimentar: con el diseño de aromas, sonidos, texturas…
Entrevista: Diana Cuevas Flores
Imágenes: LARA HNOS.