PopDots: laboratorio de historias

México DESIGN / Edición 49 

“Recorrer la saudade”

 

Pop es el sonido que aparece en esos ratos de ocio con cada burbuja que reventamos del plástico que envuelve nuestra compra más reciente. Podríamos decir también que es la onomatopeya del ocio. Dots viene del join de dots en inglés, que nos invita a unir puntos. De no haber pasado toda una tarde hablando con ellos en su showroom ubicado en Mercado México, o quizá incluso de no haber comido ceviche antes, este texto comenzaría diciendo que PopDots es una firma mexicana de diseño y casi podrían inferir el resto. Pero no.

 

“La idea de Siniestros surgió cuando nos mudamos, limpiábamos el taller y nos encontramos algunas piezas que trabajó Rodolfo González pero que nunca esmaltó y por lo mismo, al agregarle agua, se filtraba. Ya en Inglaterra habíamos trabajado con látex, así que las recubrimos en ese líquido.”

 

Melissa Aldrete y Luis Cárdenas formaron PopDots en 2015, concebido como algo totalmente distinto a lo que es ahora: “Aprendimos a hacer cerámica en YouTube”, dice ella entre risas. “Regresamos de Inglaterra con un chip de hacer escenografía idéntica a la que practicábamos allá: objetos falsos, sí, pero a fin de cuentas objetos. No funcionó. Luego nos asociamos con un empresario que tenía su exportadora de cerámica en Tonalá, quien nos contrató como célula creativa para que le diseñáramos una línea que pudiera comercializar. Le dijimos que nunca habíamos hecho cerámica, pero esa sociedad fue un detonante, ya que ahí conocimos a los artesanos con los que empezamos a trabajar, entre ellos Rodolfo González. No conozco mejor tornero, con él hicimos Eco y comenzó la historia del PopDots que conocen ahora”.

 

“Eco fue la primera pieza que lanzamos como PopDots. Se vendió muy bien y nos movió a todos lados. Comenzaron a publicarla en Rusia, Japón y en varios blogs importantes de diseño. Podría decirse que fue el despunte. Después hubo una pausa: fuimos a Alter y posteriormente fundamos Merma Editorial.”

 

Una vez que se enamoraron del material, descubrieron las posibilidades y la nobleza que les brindaba y decidieron seguir ese camino. Aparecieron así las primeras preguntas que hasta ahora no han parado y que, según cuenta Luis, se han convertido en parte de su filosofía, por ejemplo: “¿Cómo podemos ganarle tiempo al tiempo? Quien es ceramista ahora empezó a los siete años. Nos dimos cuenta de que si alguna ventaja nos daba la inexperiencia era precisamente esa: no saber hacerlo y por lo mismo, no tener miedo a explorar”.

 

Pueblo mexicano está “inspirado en la litografía de José Clemente Orozco de 1928, que revela la confrontación entre nosotros, nuestra arquitectura y nuestro territorio. La pieza fue concebida inicialmente como un set de oficina, esperando encontrar otros usos.”

 

Sófocles es una alcancía mecánica, un objeto vivo “cuya funcionalidad se descubre al pagar un precio, como un espectáculo imperdible por la morbosa necesidad del ser humano; pero no te lamentes, hurgando entre sus restos encontrarás de nuevo tus tesoros.”

 

Este laboratorio, como prefiero llamarle, está más interesado en dejar que el objeto cuente una historia, su propia historia y no la de ellos ni la del usuario final. Un objeto que viene de la exploración y tiene una identidad definida conectará con quien puede o no ser un usuario. Para ellos el resultado de cada proceso cerámico vivido en su taller no deriva necesariamente en una pieza, sino que puede ser documental, como Merma Editorial. “No solo queremos producir un objeto, queremos dejar una idea, rutas de investigación, técnicas, archivo. La cerámica es un material muy noble, permite seguir muchos procesos. Si al final la pieza no te gusta, la puedes deshacer y comenzar de nuevo”, afirma Luis Cárdenas.

 

 

Texto: Diana Cuevas Flores

Fotos: cortesía

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