Aunque podría pensarse que hablar de diseño funcional y arquitectura funcionalista en arquitectura es lo mismo, en realidad son conceptos diferentes. Si bien, la arquitectura funcionalista se basa en diseños funcionales bajo la premisa de que la forma sigue a la función, no todos los diseños funcionales son arquitectura funcionalista.
La arquitectura funcionalista fue una corriente arquitectónica que surgió a finales del siglo XIX y principios del XX caracterizada especialmente por la simplificación de las formas, que implicaba la eliminación de casi toda ornamentación.
Mies Van der Rohe y Le Corbusier son dos de los arquitectos más reconocidos en esta corriente, sin embargo, la arquitectura funcionalista como tal dió inicio gracias a la perspectiva del arquitecto Louis Sullivan, el creador de la frase “la forma sigue a la función”.
Un antecedente de la arquitectura funcionalista puede encontrarse en el dibujo de El hombre del Vitruvio, atribuido a Leonardo da Vinci. Los principios funcionalistas que derivan de una comprensión del diseño inspirados en este son la utilidad, la belleza y la solidez.
Críticas a la arquitectura funcionalista
Sin embargo, una de las críticas que recibe la idea de basar la forma en la función señala que esta puede ser una estrategia de diseño que omita considerar aspectos estéticos, psicológicos y sociales. Y es que, la arquitectura no trata sólo sobre funcionalidad, ya que incluso las funciones de un espacio arquitectónico pueden variar según la cultura.
A la arquitectura funcionalista hubo dos respuestas, primero la del racionalismo que exacerbó sus principios durante la época posterior a la Primera Guerra Mundial y otra, que habría de llegar entre la década de los años 70 y 80, de la mano de arquitectos como Philip Johnson, que afirmaba “No sé de dónde vienen las formas, pero no tienen nada que hacer con los aspectos funcionales o sociológicos de nuestra arquitectura”.
¿Qué es el diseño funcional?
Una vez dicho esto es mucho más sencillo arrojar mayor claridad sobre lo que es el diseño funcional. En arquitectura se hace referencia al diseño funcional cuando se describe cómo el espacio arquitectónico resuelve las necesidades para las que fué pensado, es decir: funciona.
El diseño funcional aplica especialmente cuando se requiere realizar actividades específicas en el espacio y estas se pueden llevar a cabo sin que el espacio ofrezca dificultades, o más bien, las facilite.
Hay diseño funcional, por ejemplo, cuando algunos espacios se configuran como públicos, privados o de servicio, y en razón de esto se evita que una visita pase por áreas de servicio o áreas privadas, que no corresponden al área pública del espacio diseñado.
Aún así, no todo diseño funcional es funcionalista. Los diseños funcionalistas se enfocan en eliminar todo aquello que no cumpla una función de uso o estructural.
También se puede referir a diseño funcional cuando se trata de diseños racionalizados, como aquellos que consideran en toda su planificación la antropometría del cuerpo humano. Un ejemplo brindado por la arquitectura racionalista, es la producción de viviendas en masa, cuyas áreas de circulación y habitaciones están diseñadas exclusivamente para realizar las actividades elementales del ser humano como comer, dormir y usar el sanitario.
Aún así, es importante mencionar que ya que la arquitectura es también un arte, no necesariamente debe cumplir con otras funciones más allá que la de expresar lo que el arquitecto desea plasmar en su obra. Puede ser que un arquitecto busque crear un espacio para la experiencia estética, y no tanto un espacio habitable a largo plazo de manera cómoda.
Si el arquitecto es también un artista, o si la arquitectura debe apegarse a alguna función, y cuáles serían estas funciones siguen siendo temas de debate en teoría del diseño y teoría del arte.