La arquitectura y el urbanismo como expresión de la subjetividad también son espacios en los que se representan los roles sociales basados en el género, de ahí que sea importante considerar si es posible una arquitectura feminista o una arquitectura con perspectiva de género. Te decimos cómo el feminismo puede impactar en la arquitectura.
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El feminismo es un movimiento social y una perspectiva teórico-práctica cuya finalidad es la liberación de las mujeres frente a toda forma de opresión ejercida sobre ellas por el hecho de ser mujeres. De ahí que el feminismo produzca teoría y práctica desde distintos frentes.
Desde la arquitectura, el feminismo puede hacer una crítica a las representaciones sociales de la dinámica de las mujeres en los espacios para contribuir a la no reproducción de los roles de género basada en la idea de que las mujeres pertenecen a los ámbitos privados y los hombres a los espacios públicos, incluyendo el reparto inequitativo de las actividades domésticas implícito en una división sexuada de las actividades, pero hay más.
Hay un aspecto aún más complejo que el feminismo puede develar sobre la arquitectura y el urbanismo, y este es la forma en que las sociedades orientan sus actividades.
En definitiva, no es lo mismo organizar el espacio o el territorio para la reproducción de la vida en comunidad que para las actividades productivas en torno a la producción de valor, que se traduce, para ejemplificar con hechos concretos, en la creación y crecimiento de ciudades en torno a las áreas en las que se lleva a cabo la producción industrial, la prioridad que recibe la construcción de avenidas y calles para la circulación de las mercancías, o la creación de diversos espacios para desempeñar actividades especializadas bajo esta lógica productiva: centros comerciales, educación, edificios de oficinas, zonas industriales, étc.
Cabe mencionar que esta forma de organización social, según describen diversos estudiosos de antropología, historia y sociología, entre otras disciplinas, es consecuencia del modo de producción capitalista que se derivó de las organizaciones sociales patrilineales, vinculadas a la creación de la primer moneda, la propiedad privada, la herencia, el trabajo, y demás. Por estas razones la arquitectura ha expresado casi siempre valores masculinos.
Sin embargo, la arquitectura y el urbanismo, no sólo pueden contribuir a la creación de espacios seguros, sino que también pueden influir en los modos de relación entre las personas de tal manera que estas sean más horizontales y precisamente esto es lo que proponen tanto la arquitectura feminista como el urbanismo con perspectiva de género.
Arquitectura feminista ¿qué es?
La arquitectura feminista es una perspectiva en diseño que permite atender y mejorar las condiciones de las mujeres en los distintos espacios en los que estas se desempeñan, con el fin de que su experiencia de estos más que condicionante sea posibilitadora.
Un caso que permite ejemplificar lo que aporta la mirada feminista al diseño arquitectónico se puede tomar de Las cocinas mexicanas a través de la historia, su localización, atributos y su relación con la ciudad: símbolos de género y vida cotidiana, un artículo publicado en 2017 por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM). En dicho artículo muestran diversas distribuciones de una casa unifamiliar, en las que contar con una cocina amplia y abierta con vista hacia el comedor, la sala y el área de lavado facilita la supervisión, de tal modo que las actividades puedan desempeñarse con mayor comodidad y en menos tiempo.
Otro aspecto relevante de otorgar un lugar tan visible y predominante a la cocina es que esta deja de ser un espacio de segregación para las mujeres, que han sido quienes históricamente han pasado mayor tiempo en este tipo de actividades que se consideran de servicio. Yendo más allá, no es sólo la segregación de las mujeres lo que cobra un matiz opuesto, sino que este tipo de distribución en el diseño puede contribuir a la colectivización de las actividades.
Urbanismo con perspectiva de género: pensar a las mujeres en el espacio público desde el urbanismo
Con la incorporación progresiva de las mujeres en el mercado laboral a partir de la Segunda Guerra Mundial, los arquitectos y urbanistas que diseñan la ciudad también deben considerar que el propio espacio debe favorecer la seguridad de todos y esto incluye por supuesto a las mujeres, especialmente cuando son ellas quienes circulan en el transporte público o a pie y quienes se suelen encargar de las actividades de cuidado como trasladar a los niños a la escuela o realizar las compras.
El urbanismo con perspectiva de género es un diseño incluyente que parte de las condiciones reales a las que se enfrentan las usuarias, esto se traduce en diseños de transporte público eficiente, en infraestructura urbana, como la iluminación y señalización adecuadas, y estaciones o paradas de autobuses bien ubicadas que fomenten traslados seguros, entre otros mobiliarios urbanos que pueden ser de apoyo para personas que trasladan a pie sus compras. Así como la eliminación o la vigilancia de los espacios que puedan propiciar la inseguridad.
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