Entendemos por arquitectura residencial aquello que se ocupa del diseño y las construcciones residenciales, lo que parece muy obvio; no obstante, hay en ella un trasfondo interesante que conviene desentrañar.
Esta disciplina no puede alejarse del diseño, la satisfacción de las necesidades y expectativas de los usuarios. Según Alex Leandro Pérez (2014) en un estudio psicológico liderado por Abraham Maslow, en la década de los 40, se determinó que hay una pirámide de cinco niveles de necesidades para los humanos, donde los cuatro primeros son identificados como “necesidades de déficit” y, en el nivel superior “autorrealización” o “necesidad de ser”.
De este estudio se han concluido aspectos fundamentales que determinan la relación entre las diferentes necesidades y los requerimientos para su valoración en el contexto de la vivienda. Por ejemplo, una vez que se satisfagan las necesidades fisiológicas el usuario puede esforzarse por resolver necesidades superiores. Lo que se convierte en un beneficio del desarrollo y la calidad de vida que conforman comunidad y ciudad.
Dicho esto, para la RAE, la palabra “residencial” recibe el significado de “área urbana destinada principalmente a viviendas de cierta calidad”. En ese sentido, la calidad es un punto clave dentro las características de la arquitectura residencial: nada puede salirse de este concepto.
La amplitud es otra de las características fundamentales. Los proyectos abocados a la vivienda residencial deberán tener un tamaño notable, donde se permita incorporar jardines, piscinas, estacionamientos privados y de más. Por lo que la casa deberá contar con una excelente distribución de espacios, ya que en el ideal cada miembro de la familia deberá contar con su propio espacio.
Por otro lado, la elección y uso de materiales deben ser de excelentes, ya que debe buscarse la durabilidad y resistencia al uso. Aquí mismo se podrá hablar de la arquitectura sostenible, pues se busca conseguir casas que sean de gran eficiencia energética, pero también que el impacto ambiental sea menor. Para los arquitectos esto muchas veces presupone una complicación, pues en cada proyecto se deberá analizar el potencial y las debilidades que tiene el área de la vivienda.
La importancia de la arquitectura residencial radica entonces en que la vivienda es un espacio en el que las personas pasan el mayor tiempo, por esto debe ser un lugar que brinde el mayor bienestar posible y se adecúe a las necesidades del usuario.