Ciudad de la Salud: un proyecto urbano ambiental urgente

 

 

La Ciudad de la Salud (CS) es el conjunto hospitalario con mayor confluencia de institutos de atención e investigación a la salud a nivel nacional y, probablemente, a nivel Latinoamérica. Situado al sur de la Ciudad de México, a este magno patrimonio hospitalario le aquejan diferentes necesidades; de accesibilidad, mejoras del entorno inmediato, planeación urbana y ambiental.

Actualmente, debido a la pandemia por COVID-19, estas insuficiencias se acentúan y son cada vez más importantes y urgentes. Más que nunca, se vuelve indispensable que los mexicanos y las mexicanas gocen de un fácil acceso, condiciones de seguridad, ambientales y de asepsia en este espacio.

Para conocer a fondo esta problemática, conversamos con el arquitecto Jorge Olivares Larraguível. Él forma parte del equipo de arquitectura y urbanismo abocados a su recuperación urbana, ambiental, patrimonial así como de protección civil.

 

¿Cómo se involucró, arquitecto, en el proyecto de la Ciudad de la Salud?

 

La Ciudad de la Salud tiene para nosotros diferentes factores que nos llevaron a trabajar para ella. En esta zona tenemos nuestras oficinas desde hace casi 40 años, Periférico de por medio.

Hace más de quince años se planeó la construcción del Instituto Nacional de Medicina Genómica (INMEGEN) para el que realizamos los estudios de Impacto Ambiental con la Bióloga Nicté Olivares, y el de Impacto Urbano, a mi responsabilidad, previos a la licencia de construcción. Durante la obra le dimos seguimiento a ambos estudios y todo este proceso lo realizamos durante por lo menos seis  años de nuestra vida profesional.

 

 

Es necesario decir que el INMEGEN se construyó en terrenos del Hospital de Tuberculosis que, en 1939, se edificó como el primer hospital moderno de México que se mantiene en funcionamiento. Es, hoy día, el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER). Así pues, sobre la base de ese primer hospital, se siguió edificando y pasó de ser un hospital especializado con amplios jardines, cuando todavía no había penicilina, al actual instituto. Ese fue nuestro primer acercamiento con la Ciudad de la Salud. La Bióloga Olivares es especialista en Impacto Ambiental asi reconocida por la Secretaria del Medio Ambiente de la CDMX.

Relacionado a un nuevo proyecto de ampliación del INER recibimos la invitación para realizar los mismos estudios para la SEDEMA el ambiental y la SEDUVI el urbano.

Esta valiosa oportunidad nos permitió conocer a detalle sus instalaciones. Incluyendo la falta de información de sus instalaciones y hasta condiciones de riesgo en su actual funcionamiento. Desafortunadamente para nosotros, peor aún para el INER, los estudios señalados y el Estudio de Riesgo incluido tampoco se realizaron, aunque las obras de ampliación proyectadas sí fueron construidas.

 

 

¿Con quiénes se acercaron para la realización del proyecto?

 

Con estos antecedentes y nuestra afortunada cercanía con el doctor Silvestre Frenk, y estando enterado de nuestro trabajo e investigaciones, me llamó y dijo: “arquitecto, ¿por qué no hacemos un programa que permita mejorar el funcionamiento urbano del sistema de salud de este país? En esta zona de Tlalpan están casi una docena de institutos, los más importantes del país.”

Es una maravilla, que en menos de cuatro kilómetros cuadrados se concentran tan importantes centros de salud, de investigación y hospitales. Aquí vienen médicos y estudiantes de la República Mexicana y de varios países a estudiar y especializarse; contamos con grandes especialistas y tratamientos de última tecnología.  

Es conveniente señalar que el Doctor Silvestre Frenk fue el papá de Julio José Frenk Mora, el ex secretario de Salud. También fue jefe de mi hija Zazil Olivares Sandoval en el Instituto Nacional de Pediatría, hasta el 2020, cuando él fallece.

Y algo más. Yo mismo he estado hospitalizado en el INER, así que lo he estudiado y conozco por dentro, como paciente. Ahí me intervinieron por una severa afección pulmonar y, gracias a eso, es que hoy puedo estar platicando en esta entrevista.

Nos armamos de valor, y en tiempos del presidente Felipe Calderón, y la anterior pandemia, le tocamos la puerta al doctor José Ángel Córdova Villalobos, entonces Secretario de Salud (SS). Se interesó mucho en nuestro proyecto pero desafortunadamente no pudo atenderse el problema que estábamos planteando. Poco después dejó su cargo en la SS para ser candidato a una gubernatura. Ahí se perdió el hilo.

 

¿Cuál es la intención principal de este proyecto?

 

La intención es mejorar las condiciones urbanas, de riesgo y ambientales que ya señalamos para que se pueda brindar al máximo el mejor servicio de salud, en el marco de la legislación y normatividad de construcción, urbana y ambiental vigentes. Las necesidades son varias, como que el estacionamiento y los medios de transporte que arriban son insuficientes, hay ruido, mismo que se puede evitar…debemos pensarlo como si fuera un espacio sagrado. Un templo de la salud. El plan era, desde la primera propuesta, mejorar las condiciones urbanas y ambientales de todos estos institutos.

Nos basamos en la vivencia cotidiana de aquellos que diariamente estaban ahí. Cuando hacemos estudios de impacto urbano-ambiental es eso lo que buscamos: cómo un edificio está influyendo en el espacio inmediato. La autoridad lo revisa, aprueba e impone condicionantes que deberán atenderse para liberar la obra. Entonces, si somos capaces de mejorar las condiciones actuales, tendremos la posibilidad de mejorar los servicios, aunque muchos no lo noten. Se resume en que los pacientes batallen menos, que los médicos tengan manera de llegar a tiempo y con la seguridad y asepsia correspondiente.

Se vienen tiempos en donde cada peso que se invierta en salud debe ser bien invertido, ya que, si se disponen recursos y no funcionan bien ni las cosas más elementales como el acceso a la propia institución, sencillamente se pierde el esfuerzo. Es necesario reconocer que la eficiencia urbana es tan importante como la hospitalaria para no mencionar al equipo médico y su equipo. 

Los estudios a realizar por cada Instituto o el conjunto que hemos analizado se ajustan a la legislación y normas oficiales que impone las autoridades. Adicionalmente, para este caso de la CS, consultamos con diferentes especialistas y con nuestra familia. Con la fortuna de contar con arquitectos, biólogos y urbanistas. Así como médicos y hasta un ingeniero biomédico, Inti Gutiérrez Olivares, quien nos da la oportunidad de ver los retos desde su perspectiva. 

 

 

Una lucha que continúa

 

Al día de hoy, el arquitecto Jorge Olivares y el equipo de este proyecto continúan movilizándose para que sea posible mejorar las condiciones urbanísticas, ambientales y de seguridad de la Ciudad de la Salud.

En una carta enviada en marzo a la Dra. Claudia Sheinbaum, Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, a quien se han acercado desde que fungía como Jefa Delegacional de Tlalpan, le expresan la preocupación de que la Ciudad de la Salud no se encuentra en óptimas condiciones para atender a los enfermos por COVID-19.

Como uno de los retos de este Gran Proyecto (existe para una colonia a 800 metros del INER) El Convenio entre la Asociación de Vecinos de Tetlameya, la Delegación Coyoacán y el Comercio Informal (1980) que confinaba al comercio ambulante a un área determinada y prohibía la venta de alimentos de todo tipo, ha ido perdiendo, paulatinamente, su fuerza y vigencia.

 

 

Esta venta, generalmente poco higiénica, se continua hasta el INER y mas adelante Puestos de refrigerios y comidas de toda clase cubren las banquetas. Dificultando, así, mantener las condiciones de silencio, accesibilidad e inocuidad tan necesarias.

Así pues, los servicios ofrecidos en los múltiples institutos de la Ciudad de la Salud, aún con sus profesionales de gran nivel, maquinaria, equipo y tecnología de punta, no pueden aprovecharse al máximo en favor de los pacientes y ciudadanos en general.

 

Texto: Selene Flores

Entrevista: Patricia de la Rosa

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