El Pritzker que hizo historia

Por Eugenia Coppel

 

Tras 41 años de celebrar casi exclusivamente la arquitectura hecha por hombres, el premio Pritzker reconoció en 2020 la trayectoria de dos mujeres, Yvonne Farrell (1951) y Shelley McNamara (1952). Ambas trabajan juntas desde sus años universitarios en Dublín, cuando comenzaron a construir una filosofía compartida del espacio.

El jurado del que se considera el mayor honor en la arquitectura las reconoció por su obra, pero también por los valores humanistas de su práctica. Su colaboración, generosidad hacia los colegas, cuidado con el medio ambiente y su habilidad para crear lugares únicos en armonía con el contexto. Muchos de sus grandes proyectos han sido espacios educativos y ellas mismas han combinado toda su carrera con la docencia. El campus universitario que diseñaron y construyeron en Lima (UTEC) recibió el premio internacional RIBA en 2016, y ha sido designado como “el Machu-Pichu de la era moderna”. La también galardonada Universidad Luigi Bocconi, en Milán, otro de sus luminosos edificios, es a la vez monumental y acogedora.

 

Pritzker

 

Dos mujeres para el Pritzker 2020

 

El jurado del premio Pritzker —compuesto por cuatro hombres y cuatro mujeres— anunció su fallo a principios de marzo, e incluyó en el acta una declaración inédita: “[Farrell y McNamara] han sido pioneras en un campo que tradicionalmente ha estado —y aún está— dominado por los hombres (…)”.

El gesto podría interpretarse como una forma de enmendar el sesgo sexista del que ha sido acusado el Pritzker, un premio dotado con 100 mil dólares que fundó en 1979 la familia propietaria de los hoteles Hyatt. Antes del fallo reciente, habían sido galardonados 43 hombres (Luis Barragán fue el segundo, en 1980) y solo tres mujeres: la iraquí Zaha Hadid (2004), la japonesa Kazuyo Sejima (2010) y la catalana Carme Pigem (2017).

A ello se suma una polémica suscitada por la arquitecta Denise Scott Brown en 2013, quien expresó públicamente durante un congreso de mujeres en la arquitectura, que merecía compartir el premio otorgado hace más de 20 años a su esposo y socio, Robert Venturi. “No me deben un Pritzker, sino una ceremonia de inclusión”, dijo Scott Brown. “Debemos reconocer y aplaudir la noción de creatividad conjunta”. Sus declaraciones llevaron a dos estudiantes de diseño en Harvard a crear una petición en línea que exigía al jurado del Pritzker reconocer la contribución de Scott Brown de manera retroactiva.

 

“Debemos reconocer y aplaudir la noción de creatividad conjunta.” —Denise Scott Brown

 

Farrell y McNamara no esperaban ser las ganadoras del Pritzker 2020. En entrevista con The New York Times, las fundadoras del despacho Grafton dijeron que su carrera nunca había estado enfocada en buscar el tipo de reconocimiento público que el premio representa; que prefieren ser conocidas por su forma de pensar y su conjunto de valores.

Esa particular visión de la profesión quedó sintetizada en el manifiesto que ambas crearon para la Bienal de Arquitectura de Venecia 2018, de la que fueron curadoras. “Nos interesa ir más allá de lo visual, enfatizando el rol de la arquitectura en la coreografía de la vida diaria. Consideramos a la Tierra como un cliente, y esto implica responsabilidades a largo plazo. La arquitectura es el juego de la luz, el sol, la sombra, la luna, el aire, el viento y la gravedad, en formas que revelan los misterios del mundo. Todos esos recursos son gratuitos”.

 

Texto: Eugenia Coppel

Imágenes: Cortesía

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