“Decidí dedicarme al arte por encontrar diálogo y expresión. Manifestarme a partir de mi perspectiva individual y colectiva para formar fragmentos y conceptos sobre la memoria colectiva en esta sociedad llena de preceptos culturales”. Más allá de la conciencia, la personalidad o la locura, la búsqueda pictórica del artista Simón Cruz se adentra en lo más profundo de las estructuras del pensamiento de los individuos sociales.
La formación donde encuentra lugar y se desarrolla la obra de Simón Cruz parte de la manipulación de lo que el artista ha percibido desde su lenguaje. Picasso, José Fors, Francisco Toledo o Rufino Tamayo son, para él, maestros que “vinieron a dejar un gran legado” y de quienes se pueden encontrar rasgos en sus obras. Al preguntarle por sus influencias, Simón Cruz ríe: “No puedo decir que descubrí el hilo negro porque no es cierto. Yo creo que nos hacen falta más artistas rebeldes, que se expongan, que dialoguen, que se atrevan”, señala.
En más de una década de trayectoria y una centena de exhibiciones a nivel nacional e internacional, el trabajo de Simón Cruz se ha desenvuelto no solo en la plástica, sino también a través de colaboraciones con marcas de renombre y artistas del skate, como Rodney Mullen y Tony Hawk. Desde pintura, escultura y cerámica, la obra de Simón Cruz se concreta como un ejercicio visual llevado hasta sus últimas consecuencias: la observación particular que se apropia de historias y comportamientos humanos, para luego verterse en un lenguaje de pinceladas fuertes y miradas inquietantes.
De esta forma, el artista se encuentra trabajando en su próxima colección, Agricultural revolución, conformada por 25 óleos de gran formato y cerámicas de alta temperatura, que, como ya mencionaba, se presentarán en Nueva York. En palabras de Simón Cruz, estas piezas se caracterizan por ser “manifestaciones conscientes del yo, el superyó y el ello, creando una experiencia de cosmovisión y movimiento interior”.
¿Qué viene en el futuro para el artista? “No tengo futuro más inmediato que seguir trabajando”, menciona. “Siempre hablo con personas porque todos tienen algo que aportarte, así generas una apertura mucho más consciente y más diversa para poder exponer lo que tú haces. Este estudio está abierto para todos los que quieran debatir, opinar, discutir, pelear. Es un espacio para el diálogo”.
Texto: Yaheli Hernández
Fotos: Michel Cruz